Julia Roberts ha construido una carrera marcada por la naturalidad en pantalla, pero fuera de ella mantiene rutinas personales que no pasan desapercibidas en Hollywood. A sus 58 años, la actriz cuida cada detalle de su bienestar con una disciplina casi quirúrgica, convencida de que el equilibrio físico y mental empieza por lo más básico: el agua con la que entra en contacto su cuerpo.

La realidad es que, lejos del ruido mediático, Roberts ha ido afinando hábitos que considera irrenunciables. No se trata de lujo ostentoso ni de gestos para llamar la atención, sino de una manera muy concreta de proteger su piel y su salud. En un entorno como el del cine, donde los rodajes se encadenan y los cambios de localización son constantes, mantener ciertas rutinas se convierte en una prioridad absoluta.

Una obsesión convertida en norma personal

Y es que la actriz no confía en el agua corriente que usa todo el mundo, para su higiene diaria. Prefiere utilizar agua mineral, convencida de que su pureza y composición marcan la diferencia a largo plazo. Una elección que, para muchos, puede sonar excesiva, pero que en su círculo se entiende como parte de un estilo de vida extremadamente controlado.

julia roberts
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De este modo, cada proyecto en el que participa implica una adaptación previa. Julia Roberts necesita asegurarse de que el entorno cumple con sus estándares, también en aspectos que suelen pasar desapercibidos. El agua, para ella, no es un detalle menor, sino un elemento clave de su bienestar durante semanas o meses de trabajo intenso.

Cuando el bienestar pesa más que el rodaje

La realidad es que esta exigencia ha generado más de una tensión en producciones internacionales. En Hollywood se comenta que la actriz no duda en poner límites claros cuando considera que algo afecta a su salud. Para Julia Roberts, el compromiso profesional no está por encima de sus necesidades personales, y esa firmeza forma parte de su carácter desde hace años.

Así pues, lejos de la imagen despreocupada que proyectó durante décadas como la “novia de América”, Roberts muestra hoy un perfil mucho más consciente y selectivo. A sus 58 años, sabe lo que quiere y lo que no está dispuesta a negociar. Puede parecer una excentricidad, pero para ella es simplemente coherencia: cuidar de sí misma con la misma determinación con la que ha cuidado su carrera. En Hollywood, donde todo se negocia, Julia Roberts ha decidido que hay cosas que no se tocan.