Las vacaciones de Jorge Javier Vázquez han sido muy accidentadas. Los destinos escogidos han sido paradisiacos, sí, pero no todo ha sido playa y tranquilidad. El presentador quería marcharse lejos, por lo que cogió un avión hasta la otra punta del mundo: hacia Australia. Así lo explica en su blog de Lecturas, en el que relata algunos de los momentos más tormentosos del viaje.

El primer quebradero de cabeza que tuvo vino por culpa de la diferencia horaria. El jet lag le habría afectado mucho, aunque eso no habría impedido que disfrutara de una de las maravillas del país durante una noche en la ópera. ¿La gente australiana? "Encantadora y muy simpática". Ahora bien, parece que Sidney no sería tan espectacular como se esperaba: "La ciudad está levantada en obras, es caótica, demasiado abigarrada y un poco aburrida".

 

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De aquí se trasladó a una de las islas más paradisiacas: a Fiyi. Pero antes de llegar tocaba compartir una anécdota sexual. Jorge estaba en el aeropuerto esperando el vuelo cuando habría decidido volver a crearse un perfil en la aplicación para ligar de Grindr. "Eran las 7:30 h de la mañana cuando un chico bien mono se ha ofrecido a hacerme una cosa rápida y sucia en el lavabo. Cuando he comprobado que sólo lo tenía a 75 metros, se me ha caído el móvil del susto y me he desconectado. Es que tampoco son horas, digo yo".

En Australia el clima es el opuesto al de aquí, con lo que ahora allí es invierno. Es por eso que Jorge habría pasado mucho de frío, una temperatura que esperaba que mejorara durante sus quince días en el Fiyi. Pero no... tampoco tuvo suerte allí: "Iba al Fiyi buscando playa y me encuentro que tengo que utilizar la ropa de Sídney, jerséis de manga larga para desayunar y a veces incluso manta. Llueve y hace frío, no hay nada más que añadir. Bueno, sí, que el hotel es espantoso, por decirlo finamente. La decoración de la habitación es fea como la madre que la parió".

Viajaba con un matrimonio amigo, con lo que pidió una cama supletoria en la habitación. Resulta que era muy incómoda, lo que hizo que no durmiera durante los primeros 8 días. Pero pronto se marcharon hacia otra isla, en la que disfrutaron de un hotel "espléndido".

Allí sufrieron otro incidente, por eso, cuando vivieron un pequeño terremoto. "Mi amiga me estaba cortando las uñas de las manos y de repente digo, "se está moviendo el suelo". Nos levantamos de golpe y también su marido. Continúa el movimiento hasta que al cabo de pocos según para. Lo que nos faltaba... Hemos vivido un ligero temblor del suelo. Nos entra la paranoia y miramos al mar a ver si viene un tsunami... qué mal rollo". "Sólo faltaba que ahora que me he quedado tan delgado me mate un terremoto", fue mi reacción entonces". ¿Para superarlo? Un gin-tonic.

Tampoco pudo bañarse demasiado en las aguas cristalinas. En la primera isla por el frío, y en la segunda porque la marea estaba baja y había unas piedras "asesinas" que hacían imposible meterse. ¿Cómo resume estos días, entonces? "Me habría valido más la pena quedarme en la piscina de mi casa. Este es el resumen de quince días en el paraíso".

 

Procuro olvidarte

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Una historia que acaba añadiendo un nuevo fragmento subido de tono. Y es que durante el último día en Sídney se habría levantado con un mensaje de Grind en el que un chico "impresionante" le preguntaba si estaba circuncidado: "¿Pero qué preguntas son estas? Mañana vuelvo a casa, de donde no tendría que haber salido en todo el verano".