El restaurante gerundense de El Celler de Can Roca es sinónimo de excelencia gastronómica universal. Tener la suerte de probar su propuesta extraterrestre es una de aquellas cosas por las que vale la pena ahorrar todos los céntimos posibles y pegarse un homenaje una vez en la vida. Es una fiesta de los sentidos, y la crítica y los comensales así lo acreditan. La propuesta de los Roca tiene un reconocimiento más que merecido y trabajado, han celebrado muchos éxitos, alegrías y momentos de plenitud profesional. Pero hay noticias que llenan mucho más que repetir como mejor restaurante del mundo o tener todas las mesas ocupadas día tras día: las buenas nuevas de tipo personal, como la que les ha brindado Jordi Roca, uno de los reposteros más increíbles y que desde hacía 7 años vivía un calvario personal sin solución aparente.

En el año 2016, durante un viaje de trabajo a Nueva York con sus hermanos Joan y Josep, saltaron las alarmas. Jordi estaba perdiendo la voz. El trastorno se estaba manifestando de una manera más acusada y contundente, pero los problemas habían empezado tiempo antes. "Siempre estaba cansado, me cansaba al hablar", recuerda en 'El País'. Le habían diagnosticado una distonia cervical que acabó degenerando en una disfonía espasmódica. El impacto en su vida fue brutal, especialmente a nivel anímico: recuperarla se convirtió en una obsesión. Hizo lo imposible por tratar de revertir la enfermedad, visitando a especialistas por todo el mundo. Hizo tratamientos, terapia, meditación y reeducación vocal; se dejó la piel tozudamente y contó con todo el calor del mundo, pero los resultados no llegaban. Finalmente puede cantar victoria. Vuelve a tener voz, a hablar con una normalidad que hace muy poco parecía utópica. Y claro, está eufórico.

jordi roca nierga
Jordi Roca con Germma Nierga / TV3

Jordi Roca supera el trastorno que lo había dejado sin voz desde hacía 7 años

El repostero ha compartido su triunfo con el mundo en una serie de vídeos que vale la pena escuchar con detenimiento, relatando su felicidad e incluso emocionándose. "Ahora no callo", amenaza. No pasa nada, su voz es música celestial para todos los que lo quieren, desde el restaurante y los diferentes proyectos que tiene entre manos (nunca ha dejado de trabajar y de crear a pesar de la adversidad) hasta, evidentemente, sus amigos y su familia. En este punto, el de sus seres queridos, encontramos dos confesiones que despiertan lágrimas de alegría. La primera, una promesa a su esposa, la mexicana Alejandra Rivas, que dirige el negocio de heladería Rocambolesc. El Diario de Girona explica que "hace tiempo que le digo a mi mujer que, cuando esté bien, le cantaré una canción. Ahora estoy en ello".

Alejandra Rivas y Queralt, esposa e hija de Jordi Roca Instagram
Alejandra Rivas y Queralt, esposa e hija de Jordi Roca / Instagram

El repostero de El Celler de Can Roca emociona con la forma de celebrar su éxito junto a su hija de 4 años

La segunda es todavía más tierna, y tiene a su hija Queralt, de 4 años, como protagonista. Ha estrenado su nueva voz con ella, haciendo una actividad que a duras penas habían podido compartir durante este trance interminable. "Anoche le leí cinco cuentos a mi hija y esta mañana he vuelto a leerle más cuentos". La pequeña de la casa ha tenido un regalo de cumpleaños inmejorable, mientras que su padre se siente el hombre más afortunado del mundo. Eso es una celebración de verdad, de las que no se olvidarán nunca.

Felicidades, Jordi. La vida puede ser maravillosa.