Aunque sus seguidores tenían mucho miedo de que llegase el momento, era inevitable. Joaquín Sabina anunció a principios de este año que se retiraba de los escenarios para siempre, pero lo hacía con una despedida a lo grande, su última gira ‘Hola y adiós’ con la que repasó sus temas más míticos. Terminó con cuatro conciertos en Madrid, la ciudad que la acogió y siente suya. El artista quiere enmendar sus errores del pasado, donde asegura que no fue un buen marido ni un buen padre, ni tan siquiera un buen amante. Nunca estuvo presente en los momentos más importantes de las personas de su vida por culpa de las giras. A sus 74 años cree que se merece descansar. No obstante, nunca va a abandonar su pasión por la música.
Se despidió sentado en su taburete e intentando recuperar esa voz gastada tan característica. Recordó que sufrió un ictus, en alguna ocasión se cayó del escenario y tuvo una época de juventud muy complicada, aunque gracias a ella ha escrito mucha de sus canciones que ahora se han convertido en un himno.
“Esta gira que se llamaba ‘Hola y Adiós’, esta noche se llama solo adiós”, dijo desde el escenario madrileño, en un mensaje que se repitió en distintas crónicas y que coronó con otra frase que cerró el círculo: “Este concierto en Madrid es el último de mi vida y por tanto el más importante”.
Joaquín Sabina trabaja en un nuevo trabajo discográfico y en un libro
Sin embargo, este retiro será parcial, ya que él mismo ha confesado que continuará componiendo nuevos temas. Leyendo, pintando o grabando. Posiblemente saldrá un nuevo trabajo discográfico, pero ya no tendrá gira multitudinaria por todo el mundo. Está muy mayor para esos viajes de tantos meses.
Algunos medios de comunicación ya han adelantado que se encontraría trabajando en un nuevo trabajo discográfico, incluso en unas memorias para que su nombre y su historia queden siempre en la memoria colectiva. Además, el último concierto en Madrid fue grabado y se cree que podría emitirse en una especie de documental de despedida con la voz protagonista de Joaquín Sabina y algunos familiares y amigos.
Simplemente cierra un capítulo de su vida, pero no la historia al completo. El libro aún no ha escrito su última página. Vuelve al trabajo porque no podría estar sin música, aunque ahora con una vida mucho más relajada, como se ha merecido con todos estos años de duro trabajo.
