Este año Joan Manuel Serrat se subió a un escenario por última vez. A sus 81 años cree que ya tiene la edad suficiente para jubilarse. La música es su pasión y siempre lo será, pero ahora quiere descansar y dedicar tiempo a los suyos. Seguramente continuará componiendo, incluso cantando en alguna ocasión para algún acto solidario, pero las luces se han apagado. Como premio a toda su trayectoria y sus grandes éxitos, el pasado lunes 22 de diciembre, Salvador Illa, el actual presidente de la Generalitat de Catalunya, le otorgó la Medalla de Oro. Eso es porque su carrera se considera por el govern catalán como “excepcionales que han contribuido de forma decisiva a la proyección de la cultura catalana ya los valores democráticos y humanistas”.

acto ha tenido lugar en un acto institucional en el Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat, encabezado por el president Illa. La Generalitat honra la trayectoria artística excepcional y el profundo compromiso cívico y humanista de Joan Manuel Serrat, “una figura primordial de la cultura catalana y universal”.
Joan Manuel Serrat ha estado acompañado por numerosas personalidades del mundo de la cultura catalana y la política, entre los cuales se encontraban varios presidentes de la Generalitat, así como representantes del mundo de la canción, el cine y el teatro. La ceremonia de entrega se ha iniciado con la melodía de Cançó de matinada, un clásico de Serrat que ha sido interpretado al piano por Joan Albert Amargós.
Joan Manuel Serrat recibe la Medalla de Oro por su trayectoria
Raimon Obiols, amigo personal del cantante y secretario general del PSC, entregó la Medalla a Joan Manuel Serrat, destacando su sensibilidad musical como poética. Sobre su gran amigo ha compartido que “con sus canciones ha demostrado la eficacia de la inteligencia y la bondad contra el odio”.
Joan Manuel Serrat subió al escenario y compartió unas palabra con los presentes. Se ha mostrado muy ilusionado por recibir la distinción, que nunca se hubiese esperado. Ha sido “muy gratificante”. Y eso que si hubiese sido por su familia, nunca se hubiese dedicado a la música. “Yo era la esperanza de mi familia, el primer hijo en ir a la universidad, y querían ver ese progreso, porque eran gente trabajadora, de clase obrera”.
Es entonces cuando Serrat se ha referido al orgullo que le producen sus orígenes. “Mi familia estaba orgullosa de llamarse trabajadora, pero hoy en día sorprende que haya ese rechazo a que un obrero se llame a sí mismo 'obrero', cuando debería sentirse orgulloso de tener la tarea magnífica de hacer avanzar a su país”, ha dicho.
Y ha dado la puntilla criticando seriamente el sistema democrático actual: “Solo con una democracia con justicia y libertad, solo con un sistema que refuerce nuestra tolerancia, nuestra capacidad de convivir y de acoger al que es diferente, encontraremos un camino hacia el futuro”.
