El nombre de Jesulín de Ubrique vuelve a resonar con fuerza en el mundo del toreo y en la prensa rosa. Tras casi veinte años sin enfundarse el traje de luces, el diestro gaditano ha decidido regresar a la arena, despertando una mezcla de expectación y nostalgia. Su reaparición no será en una gran capital ni ante miles de espectadores, sino en el festival taurino del diminuto municipio toledano de Aldea en Cabo, donde el próximo 30 de agosto, con motivo de las fiestas patronales en honor a San Ramón Nonato, lidiará un único novillo.
A sus 51 años, el torero que hizo historia en los años 90 volverá al albero acompañado por el experimentado José Ignacio Ramos y tres jóvenes figuras emergentes: José Luis Madrigal, Luis Kuri «El Genial» y Yuste Varela. El cartel, que ya despierta gran expectación, ha impulsado la venta de entradas a un ritmo vertiginoso. Los precios, que van desde los 12 hasta los 20 euros, parecen casi simbólicos si se considera que se trata de un regreso que podría marcar un antes y un después en la recta final de su carrera.
El ídolo de masas que llenaba plazas y portadas
En la década de los 90, Jesulín no solo encabezaba carteles taurinos, sino también las páginas de las revistas del corazón. Su consagración llegó en 1994, cuando batió récords inimaginables: 153 corridas toreadas y 339 orejas cortadas, superando marcas históricas que parecían intocables desde los tiempos de ‘El Cordobés’. Ese mismo año protagonizó una corrida insólita en la plaza de Aranjuez, donde el público fue exclusivamente femenino, con 9.000 mujeres rendidas a sus pies.
Un año después, en 1995, volvió a superar sus propias cifras: 161 corridas y 279 orejas, un número de actuaciones que ningún otro matador ha igualado desde entonces. Su carisma y desparpajo fuera del ruedo lo convirtió en un personaje mediático de primer orden: concedió entrevistas inolvidables, acaparó portadas por su sonado romance —y aún más por su ruptura— con Belén Esteban, y hasta se aventuró en la música con el ya mítico “Toda, toda, toda”, un hit kitsch que roza lo cutre, que todavía circula en redes sociales como joya del pasado.
Entre la nostalgia y la sospecha: ¿por qué ahora?
El retiro oficial de Jesulín se produjo en 2007, después de varias idas y venidas. Desde entonces, solo había hecho apariciones esporádicas, como en 2010, pero nada que se acercara a un verdadero regreso. Su vida se centró en su familia, su finca de Ambiciones y apariciones mediáticas cada vez más escasas. Sin embargo, su inesperada vuelta levanta preguntas inevitables: ¿se trata de un acto de pura pasión por el toreo o hay una necesidad económica que lo impulsa a volver a vestirse de luces?
En un momento donde las figuras históricas suelen limitarse a actos conmemorativos, la decisión de Jesulín de Ubrique resulta casi una provocación a los cánones del retiro dorado. Sin embargo, si algo ha demostrado a lo largo de su carrera es que no teme romper las reglas, ya sea toreando en solitario ante un público exclusivamente femenino o pulverizando récords que parecían imposibles.