Jesulín de Ubrique ya no es el torero mediático que una vez llenaba plazas y corazones. Hoy, es un hombre marcado por el arrepentimiento y los silencios prolongados. Según una fuente muy cercana al entorno familiar, el diestro ha confesado entre lágrimas que “hay mucho dolor” por no haber podido ejercer de padre como habría querido, por todo lo que pasó con Belén Esteban. Y en medio de ese vendaval emocional, ha decidido abrir las puertas de su casa —y de su vida— a Andrea Janeiro, la hija que tuvo con la tertuliana y que, durante más de dos décadas, ha permanecido a su lado solo en los titulares, pero no en la vida familiar.

Este giro de guion no ha sido espontáneo. Tras un episodio cardíaco que lo obligó a replantearse su vida, Jesulín se ha enfrentado con crudeza a sus errores del pasado. Según testigos presenciales de sus confesiones privadas, el torero ha dicho que Andrea ha sido la víctima de todo esto y que, si pudiera dar marcha atrás, habría estado allí, en cada cumpleaños, en cada caída, en cada logro.

Relación entre Jesulín y Andrea Janeiro: un camino lleno de heridas abiertas y silencios eternos

Los que lo conocen aseguran que el diestro no busca protagonismo ni redención mediática, sino sanar una relación rota por años de enfrentamientos, reproches y —sobre todo— ausencias. La relación entre Jesulín de Ubrique y Andrea Janeiro siempre ha estado envuelta en un espeso silencio que resultaba profundamente doloroso. En su entorno más íntimo, el torero reconoce que su relación con Belén Esteban fue “tóxica y mediática”, y que eso dificultó sobremanera su papel como padre.

Sin embargo, lejos de excusarse, ahora admite que también cometió errores y que dejó pasar oportunidades irrecuperables. La frase más repetida por quienes han sido testigos de sus reflexiones es tan clara como reveladora: Le gustaría recuperar la relación con su hija. Andrea, por su parte, se mantiene en su habitual discreción. Pero amigos cercanos aseguran que la joven está receptiva, aunque cautelosa. El deseo de saber más de su padre existe, pero el miedo a nuevas decepciones sigue presente. Y no es para menos: años de distancia no se curan con un gesto ni con una simple conversación.

Belén Esteban y la guerra eterna: la sombra que aún persigue a Jesulín de Ubrique

El torero no solo lucha contra su propia culpa, sino también contra una figura que nunca ha dejado de recordarle su papel ausente: Belén Esteban. La colaboradora de televisión ha sido demoledora en sus declaraciones, dejando claro que la relación entre padre e hija ha sido prácticamente nula. “Por no hacer, ni la ha llamado en Navidades. Si no lo digo, reviento. Me callo por ella”, soltó en una de sus apariciones televisivas, dejando en evidencia que el dolor de su hija ha sido constante.

Para Jesulín, reconstruir el vínculo con Andrea no será tarea fácil. No solo deberá lidiar con la resistencia natural de su hija, sino también con una opinión pública que no olvida. Muchos aún lo ven como el padre ausente, el que prefirió el silencio a la presencia, el que dejó a Belén lidiar sola con la crianza de su hija. Sin embargo, según quienes lo conocen ahora, hay una transformación real. El torero ha dejado a un lado la arrogancia de los focos y se muestra dispuesto a reconstruir ese vínculo familiar tan dañado.