Hay decisiones en la vida que no se toman con la cabeza, sino con ese rincón íntimo del corazón donde habitan los miedos y las certezas más profundas. A veces, el camino que parece más prometedor no es el que necesitamos, y lo que desde fuera parece renuncia, por dentro se vive como un acto de fidelidad a uno mismo. Eso es exactamente lo que contó Javier Gutiérrez en su paso por el programa 100% únicos, donde habló sin maquillaje emocional sobre su hijo Mateo y sobre cómo él ha redefinido su forma de entender la vida.

javier gutierrez
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Muchos no sabrán que, en su momento, rechazó un papel protagonista en la exitosa serie La casa de papel. Lo hizo para decir sí a una película que aún no sabía que cambiaría su vida: Campeones. Un gesto que, en apariencia, podría parecer incomprensible para cualquiera que mida el éxito por premios, audiencia o repercusión internacional. Pero, como él mismo explica, no era una elección profesional, sino un acto de coherencia interior: Campeones era su historia, incluso antes de saberlo.

Javier Gutiérrez rechazó el profesor de 'La casa de papel' por 'Campeones' 

La película dirigida por Javier Fesser le tocó en un lugar muy hondo. Mientras interpretaba a un entrenador que aprende a mirar la vida desde las capacidades, no desde las limitaciones, él mismo estaba viviendo una realidad paralela con su hijo Mateo, afectado por una malformación cerebral que le provoca una discapacidad severa. Por eso, cuando habla de esa cinta como “la película de su vida”, no hay artificio: es la verdad desnuda de un padre que comprendió que el arte, a veces, es también refugio, espejo y catarsis.

Durante la entrevista, relató ese momento en el que recibió el diagnóstico de su hijo. No se esconde: dice que lloró mucho, que sufrió, que pasó por la negación, la rabia, la frustración. Que nadie te prepara para algo así. Nadie te ofrece un manual. Solo te queda aprender a respirar más hondo y avanzar, aunque duela. Sus palabras no buscan heroicidades, sino honestidad. Y en esa honestidad, quizá, está la mayor lección. "Mi hijo me ha hecho mejor persona". 

Con el tiempo, asegura, aprendió a mirar la vida desde otro lugar. “Disfrutar y amar”, dice ahora. Y lo cierto es que, cuando habla de Mateo, su voz cambia: se vuelve más cálida, más tierna, más plena. Él, junto a su otro hijo Lucas, se ha convertido en el motor de todo. No es una frase hecha: es una brújula vital. Dice que le han permitido ser mejor persona, pisar tierra firme, reconectar consigo mismo y ordenar prioridades.

javier gutierrez
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