No, Javier Cárdenas no ha desaparecido del mapa mediático después de la cancelación del programa Hora Punta. Si no le seguís la pista quiere decir que no acostumbráis a escucharle cada mañana en Europa FM. Tragarse el Levántate y Cárdenas es un ejercicio sólo apto para valientes, machotes y gentes de oído muy entrenado. Un simulacro de programa despertador de 4 horas de duración y grabado el día antes (cómo es su costumbre) y que ofrece al cuñado de Alfonso Arús un enorme altavoz desde el cual desahogarse de sus inquietudes políticas, que son pocas: Hacer la pelota a las derechas unionistas y demonizar el independentismo. Un planteamiento muy básico que reinterpreta día tras día y que sirve de caja de resonancia para los mensajes de las Cayetanas o Inés Arrimadas de turno. Por ejemplo: ¿Qué piensa Cárdenas de TV3? "Una puñetera vergüenza". Améeeen...

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Para llegar a esta novedosa, original y trabajada reflexión el locutor retrocede en el tiempo y nos presenta al malo malísimo de su película particular: Pedro Sánchez, responsable máximo de la retirada de su programa en La 1, y que "impuso" como directora general del ente público a Rosa María Mateo, responsable para él de "los peores resultados de la historia de TVE". Claro, a él le iba mucho mejor con José Antonio Sánchez, que más que un director general era un amigo. El caso es que el presidente socialista "no se atreve a hacer lo mismo con TV3" ya que los independentistas (Junqueras, "Pushdemon" y Rufián) le tienen "cogido por dónde más duele". Qué dolor. No sólo eso, sino que Cárdenas sabe con toda seguridad que el PSOE ya tiene pactado el indulto a los presos políticos. Si rasca un poco más, quizás encuentra al asesino de JFK, o la razón de la extinción de los dinosaurios.

Puedes escuchar "el editorial" a partir del minuto 2h:04:10

Por eso Cárdenas elogia el papel de Inés Arrimadas o de Cayetana Álvarez de Toledo, que se atreven a ir a TV3 para descubrir la tragedia a la que nos están sometiendo. Dos mujeres valientes, que "dicen a la cara: Esta tele humilla". Claro, se siente plenamente identificado porque "nos ha pasado a un montón de periodistas. Nos meten en gags y "sketch" (sic) para ridiculizarnos". Ejem. Ridiculizar. Qué verbo. Y ¿cuál es el pecado cometido por un emblema de la moderación como el exreportero de Crónicas Marcianas (que nunca ha ridiculizado a nadie, no)? "No ser catalanes puros. Y en este programa somos muy catalanes, amo a mí tierra. Pero soy muy español." Un descubrimiento inimaginable que le confiere la potestad de asegurar que TV3 no tiene vergüenza, que sus profesionales "se forran" con el independentismo, y que su sectarismo les lleva a dirigirse sólo a "2 de los 7 millones de catalanes". Bien, por la misma regla de tres (y por suerte para la humanidad) las soflamas de Cárdenas sólo son seguidas por 743.000 oyentes de todo el estado (según el último EGM). De los oyentes catalanes, ni hablamos. Hagan números.

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Ya ven que el ejercicio de escuchar al enfant (muy) terrible de la comunicación puede causar dolor de barriga. Del bueno (por las carcajadas) y del malo (por razones obvias). La pregunta que nos ronda la cabeza, sin embargo, es otra: ¿qué diría Cárdenas si "Pushdemon" le hubiera ofrecido un programa en la "sectaria" TV3? ¿Se envolvería en una lazo amarillo gigante? ¿Trasladaría su programa a Soto del Real? Ya lo decía aquel dicho catalán (para más inri) de "pagando, Sant Pedro canta". Y JC no ha venido a este mundo a hacer amigos.