La desaparición mediática de Isabel Preysler tras la muerte de Vargas Llosa ha desatado un aluvión de especulaciones. Desde el fallecimiento del Nobel, el pasado 13 de abril, la socialité más icónica de España ha desaparecido por completo de la escena pública. Ni un gesto, ni una palabra, ni siquiera un comunicado breve que exprese su pesar. Su habitual manejo del foco mediático ha dado paso a un mutismo que no solo intriga, sino que preocupa profundamente a su entorno más cercano.

Encerrada a cal y canto en su lujosa residencia de Puerta de Hierro, Isabel ha levantado un muro de silencio infranqueable. La muerte de Mario Vargas Llosa, con quien protagonizó una relación tan intensa como polémica, la ha dejado completamente fuera de escena. Atrás quedaron los posados, los reportajes en revistas del corazón y los eventos de alta sociedad. Hoy, Preysler permanece recluida, acompañada solo por sus hijos más discretos, Julio José Iglesias Jr. y Ana Boyer.

Isabel Preysler GTRES
Isabel Preysler / GTRES

El hermetismo de Isabel Preysler tras el adiós de Mario Vargas Llosa

Según fuentes próximas al círculo de la ex pareja, Isabel ya era consciente de la delicada situación de salud del Premio Nobel antes de su fallecimiento. Sin embargo, su decisión de no aparecer en público ha sido tajante. Ni siquiera viajó durante Semana Santa, a pesar de lo que afirmaban publicaciones de confianza. Todo apunta a que su prioridad es mantenerse al margen y no robar protagonismo en un momento tan delicado... aunque muchos creen que su silencio es también una forma de protesta.

Las malas lenguas aseguran que el acercamiento final entre Mario y Patricia Llosa, la madre de sus hijos y mujer a la que abandonó por Isabel, ha sido un golpe emocional difícil de digerir para la filipina. Una especie de revancha emocional que dejó a Preysler excluida del último adiós del escritor. El "no final feliz" de esta historia de amor mediática ha dejado una estela de dolor y orgullo herido.

Isabel Preysler GTRES
Isabel Preysler / GTRES

Mientras Isabel se esconde en su mansión, Tamara Falcó sonríe en redes junto al hombre que su madre no soporta

Como si el dolor no fuera suficiente, Isabel también debe lidiar con una situación cada vez más tensa con su hija Tamara Falcó. La marquesa de Griñón no solo ha tomado distancia física de su madre, sino también emocional. Desde que Íñigo Onieva volvió a su vida, Tamara ha cambiado radicalmente. Lejos de la hija abnegada que solía ser, ahora se muestra más desafiante, más decidida… y más influenciada por su polémico marido.

La relación entre Isabel y Onieva nunca fue buena, y ahora es prácticamente inexistente. Preysler no perdona el historial del empresario: mentiras, fiestas escandalosas y una infidelidad que dio la vuelta al mundo. Pero Tamara lo perdonó todo. Esa “ceguera emocional” ha creado un muro infranqueable entre madre e hija, que ni siquiera la reciente pérdida del escritor venerado ha logrado romper. Por ahora, lo que parece claro es que, tras afrontar la muerte del hombre con quien compartió ocho años de su vida y perder casi en paralelo la confianza de su hija, la mujer que durante décadas dominó el papel couché ahora vive su capítulo más amargo.