La periodista Isabel Gemio acaba de vivir uno de los momentos más agridulces de los últimos tiempos. En un primer momento, una pérdida que la dejó, tal como ella misma confiesa, "desolada". Un descuido imperdonable que le hizo temer lo peor.

Pero horas después, se reencontró con lo mejor de la condición humana con un gesto que la hizo "llorar". Pero vamos por partes.

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Isabel Gemio / @isabelgemio_oficial

La periodista, desde hace unos años, dedicada al mundo de la radio, y ahora, reciclada como YouTuber, acaba de dirigirse a sus seguidores en redes para hacer un comunicado: "Ayer fue un día especial. Perdí mi cartera, bueno, dejé el bolso en el carrito del súper al que fui a comprar". Una cartera donde llevaba de todo: "Llevaba siete o ocho tarjetas, además de DNI , el carné de conducir, el de prensa, el de familia numerosa, tarjetas bancarias, etc. Cuando volví a buscarlo, nadie lo había dejado en caja. Desolación".

No nos extraña. Quién ha vivido alguna vez una desazón como esta sabe que en el momento que te pasa, se te cae el cielo encima. Pero a veces, cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. Y de la ventana aparecieron dos ángeles de la guarda en forma de un hombre y una mujer, Juan Felipe y Pilar, él informático, ella teleoperadora.

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Isabel Gemio / @isabelgemio_oficial

Gemio llevaba 40 minutos en comisaría explicando lo que le había pasado cuando la llamó la directora de la Fundación Isabel Gemio diciéndole que un señor tenía su cartera: "Me puse a llorar. Juan Felipe y Pilar me contaron: llamaron a la fundación, y aún estando de vacaciones, le cogieron el teléfono. Lo demás, podéis imaginarlo".

La periodista se pregunta "¿Cuántas personas hubieran hecho lo mismo? El azar quiso que fueran dos personas honestas, sensibles, generosas, las que vieran mi bolso en la puerta del súper. Los abracé. Me hicieron tener esperanza en el ser humano. Hay gente maravillosa por ahí dispuesta a hacer acciones que cambian las cosas. Ellos cambiaron el color del día. De sentirme fatal, a sentir una inmensa alegría. Y todo, por ellos, su gesto, el azar, la suerte”.

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Isabel Gemio / @isabelgemio_oficial

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Isabel Gemio / @isabelgemio_oficial

Gemio sonríe y se pone profunda después del gesto de los buenos samaritanos y lo compara con una vieja fábula: "¿Conocéis la historia de aquel campesino al que se le escapó el único caballo que tenía, imprescindible para el trabajo ? El vecino al saberlo le dijo, qué mala suerte. Él contestó: mala suerte, buena suerte, quién sabe. Lo mismo contestó cuando el caballo volvió con varios caballos más, o cuando su hijo calló del caballo partiéndose la pierna y no podía trabajar; o al librarse de ir a la guerra por estar impedido. Cada vez que el vecino le decía qué buena o mala suerte has tenido, él contestaba siempre lo mismo: buena suerte o mala suerte, quién sabe. Ayer durante unas horas pensé en mi mala suerte. Juan Felipe y Pilar, la transformaron por completo".

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Después de su mensaje, quien ha querido responder ha sido una de las personas que la hizo sonreír después de llorar, Pilar, que demuestra el buen corazón que tiene y que dice unas palabras que todos nos tendríamos que aplicar, pero que lamentablemente no siempre pasa: "Buenos días Isabel, como te dijimos ayer no podíamos hacer otra cosa, es algo que nos gustaría que hiciesen si a nosotros nos pasara algo así, ¿que pasa pocas veces? Quizá, pero pasa, y al ver que era tuya hicimos lo que pudimos por dar contigo. Fue un placer conocerte y darte la sorpresa que tú has dado a tanta gente en tu programa, que tanto me gustaba y siempre veía. Otro abrazo enorme".

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Quien sabe si a partir de ahora nace una buena amistad entre Isabel Gemio, Juan Felipe y Pilar. Cuando menos, ella nunca les olvidará.