Isabel Gemio ya tiene 63 años pero por alguna razón hace mucho que no le dan ninguna oportunidad ni en la TV ni en la radio. Ella que fue durante años la reina de la tele con programas que reventaron audiencias como Lo que necesitas es amor o Sorpresa sorpresa. Extremeña de nacimiento y  catalana de adopción hasta el punto que se hizo famosa con un apellido catalán, Isabel Garbí cuando en Radio Barcelona triunfaba con este apellido de viento catalán. Lo ha sido todo en la TV, sustituta de Júlia Otero en el concurso de TVE-Catalunya 3x4, de Jesús Puente en e programa de encontrar el amor o sustituida por Concha Velasco en Sorpresa sorpresa pero desde que Planeta la echó de Onda Cero, su emisora de radio, que no ha encontrado encaje en ningún sitio. Con fama de dura, arisca| y de estar solo por la labor ha acabado lamentando que no la contraten en un pódcast de la periodista rosa Pilar Vidal. Allí ha entrado en el tema más doloroso para la presentadora, la causa de su vida: la enfermedad grave que sufre su hijo mayor: distrofia muscular. Gustavo tiene 27 años, los médicos le dijeron que moriría antes de llegar a los 15 años.

Isabel Gemio Podcast Pilar Vidal
Isabel Gemio Podcast Pilar Vidal
hijo gemio GTRES
Gustavo y su madre Isabel Gemio, GTRES

Isabel Gemio muy clara y muy dura: "Gustavo es mi hijo adoptado. Con nueve meses, el pediatra hizo una serie de pruebas rutinarias para comprobar que estaba todo bien, cuando se dieron cuenta de que había algo fuera de lo normal. Después de un año y medio de pruebas durísimas me dieron el diagnóstico de Gustavo. Creo que a veces los médicos son un poco brutos, que les falta un poco de psicología porque me dijeron que mi hijo tenía una distrofia muscular y que por lo general estos niños morían a los 15 años y me quedé en blanco. Tardé muchos años en decir 'Esto no va a poder conmigo'. Yo disimulaba por el bien de mis hijos, además yo soy de guardarme las cosas y un psicólogo me dijo que tenía una depresión camuflada".

 

Gustavo Gemio en Instagram
Gustavo Gemio en Instagram

La periodista reconoce:  "Hablaba con psicólogos, amigos y con mi pareja de entonces (el cubà Nilo Manriqure, pare del seu segon fill), aunque nunca busqué refugio en mi madre, la pobrecita sufría muchísimo y no quise trasladarle todo eso ni quise adelantarle lo que venía... Afortunadamente se murió antes de saber lo que le esperaba a su nieto. Hablé con especialistas y científicos y me aconsejaron que la mejor forma de manejar el dinero que te donaban los demás era para la investigación, porque además en aquella época había poquísima investigación en este campo. Aunque hoy día sigue habiendo poca y en España concretamente, la ciencia es una asignatura pendiente". Su lucha sigue a través de su fundación. Y el hijo mayor Gustavo, que ha estudiado informática y se desplaza con ayuda, sigue bien vivo. Un drama y una depresión superados por la fuerza de la voluntad.