Irina Shayk es ahora una de las modelos más cotizadas del planeta. La top rusa ya tiene 34 años, arrasa en las pasarelas de todo el mundo y la mayoría de revistas de moda la definen como una de las mujeres más atractivas de la Tierra. Pero lo que a día de hoy son alabanzas, dos décadas atrás eran insultos de sus compañeros de escuela, que la acosaban por su físico. Una época de gran sufrimiento para la ex de Cristiano Ronaldo y Bradley Cooper, que demuestra que tiene más que superada publicando una fotografía de aquellos años, cuándo tan sólo tenía 14:

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Hija de un hombre tártaro que murió de neumonía cuando ella todavía era pequeña, Shayk heredó al físico de su padre: "Mi padre era de piel oscura porque era tártaro, y a menudo los tártaros pueden parecer brasileños", ha llegado a explicar en alguna ocasión. Unos rasgos que sus compañeros de clase aprovechaban para hacerla sentir como el patito feo: "Los chicos se burlaban de mí. Era alta y tenía la piel más oscura y los labios más grandes. Me llamaban palo porque llevaba zapatos de tacón". Adolescencia complicada en Yemanzhelinsk, la pequeña localidad de 28 mil habitantes, al sur de los Urales, donde creció la modelo. "Siempre me ponía falda para ir a la escuela, nunca llevaba pantalones, y me decían: '¡Mira, el palo anda con sus tacone!'. Era muy triste", lamenta.

Irina Shayk Cannes 4 EFE

EFE

Humillada por tener un color de piel más oscuro y ser más alta que el resto, a Irina Shayk le ocurrió lo mismo que al protagonista del cuento de Hans Christian Andersen. Es verdad aquello que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar.