La vida de Fedra Lorente ha dado un vuelco dramático. La actriz, conocida en toda España por su inolvidable personaje de ‘La Bombi’ en el mítico ‘Un, dos, tres’, atraviesa a sus 74 años el momento más duro de su existencia. Todo estalla apenas tres meses después de la muerte de su marido, Miguel Morales. Y hoy se descubre que la artista está en la ruina. Lo ha confesado ella misma en una entrevista para la revista Semana. Sin filtros. Con la sinceridad de quien ya no tiene nada que perder.

Lorente explica que la caída comenzó mucho antes de la muerte de su esposo. “Estamos muy mal de dinero”, reconoce, dejando claro que la situación es insostenible. Llegaron a no poder llenar la nevera. A no tener ingresos. A ver cómo las cuentas bancarias se vaciaban. Tanto, que asegura haber tenido que recurrir a Cáritas. Una frase lo resume todo: “Tenemos las cuentas vacías y llenas de deudas”. Y lo más doloroso es que sus problemas han salpicado también a su hija, Alejandra, que intenta sostenerla como puede.

Fedra Llorente
Fedra Llorente

Todo salió a la luz con una estafa telefónica

El detonante fue una estafa telefónica. Un engaño del que Miguel Morales no habló y que la familia no descubrió hasta que ya era tarde. “Mi hija se dio cuenta de que su padre estaba dando dinero a unas personas que decían estar necesitadas”, cuenta Lorente. Era mentira. Una mentira que arrasó con los ahorros de toda una vida. Un fraude que, según relata, les arrancó su única estabilidad económica.

La periodista Mónika Vergara, quien la entrevistó, describe a Fedra como una mujer “muy vulnerable”. Viuda tras 50 años de matrimonio, sola en una casa que quizá tenga que vender, enfrentándose por primera vez en su vida a un futuro incierto. Y con una angustia añadida: aprender a vivir sin su compañero de siempre, mientras las deudas amenazan con hundirla definitivamente.

Vergara subraya lo injusto del caso. Después de décadas de trabajo en televisión y teatro, tras una carrera sólida y reconocida, Fedra debería estar disfrutando de una vejez tranquila. Pero no ha sido así. Ahora tiene que pedir alimentos y solicitar ayuda social para poder sobrevivir. La estafa se convirtió en un pozo sin fondo. El dinero que su marido creía estar utilizando para ayudar a una familia supuestamente vulnerable desaparecía de la cuenta sin retorno.

Intentando dejar atrás los peores momentos

Incluso se ha planteado vender objetos personales y recuerdos de toda una vida. Y, si no queda más remedio, también su casa para mudarse a una más pequeña y asequible. Un golpe emocional más en una etapa de absoluta fragilidad.

La gran incógnita es si esos pagos de Miguel se hicieron por buena fe, por manipulación o por una mezcla trágica de ambas. La periodista asegura que no conocía a esas personas. “Eran desconocidos”, insiste. Pero también admite que él creía actuar por “voluntad propia”. Hoy, Fedra Lorente lucha por salir a flote. Con dignidad. Con valentía. Con la esperanza de que su voz sirva para alertar a otros. Porque, como ella misma reconoce, esto podría haberle pasado a cualquiera.