Cuando se habla de millonarios en el fútbol, el pensamiento inmediato apunta a Cristiano Ronaldo, Leo Messi, Neymar Jr. o Kylian Mbappé, figuras que dominan tanto dentro como fuera del terreno de juego. Sin embargo, hay un nombre que deja a todos ellos en segundo plano. Se trata de Faiq Jefri Bolkiah, el jugador que con tan solo 27 años se ha convertido en el hombre más rico que jamás haya pisado un campo de fútbol. Con un patrimonio estimado en torno a los 20.000 millones de euros, su posición en la cima de la riqueza deportiva resulta prácticamente inalcanzable para cualquier otra estrella del balompié.

Heredero de una de las familias más poderosas del mundo, Faiq Jefri Bolkiah es hijo del príncipe Jefri Bolkiah y sobrino del actual sultán de Brunéi, Hassanal Bolkiah Muiz'zaddin Wad'daulah. Su linaje real lo sitúa en una posición única dentro del fútbol mundial, ya que no solo carga con el peso de un apellido histórico, sino también con la llave de una vida rodeada de lujos y privilegios. Su trayectoria rompe cualquier molde establecido: mientras la mayoría de los futbolistas deben abrirse camino a través de contratos multimillonarios y patrocinadores globales, Faiq llegó a este deporte respaldado por un patrimonio colosal desde su nacimiento.

La fortuna de Faiq Bolkiah y su vida de lujos extravagantes

Lejos de ser el futbolista que dependiera del balón para asegurar un futuro, Faiq Bolkiah llegó al mundo en Los Ángeles, en 1998, en medio de un contexto marcado por el lujo… y la controversia. Su padre, residente entonces en Estados Unidos, se encontró envuelto en un sonado escándalo de malversación de fondos que puso a la familia en el foco mediático internacional.

Su infancia transcurrió en un entorno casi irreal: mansiones recubiertas de mármol, zoológicos privados en los que tigres y leopardos convivían como simples mascotas, además de una flota automovilística sin precedentes. De acuerdo con diversas filtraciones, la familia Bolkiah acumula más de 5.000 coches de alta gama, incluyendo cientos de Rolls-Royce, Ferrari y Mercedes-Benz. Además, son dueños del palacio Istana Nurul Iman, considerado el palacio más grande del mundo.

La discreta carrera futbolística del príncipe millonario

Pese a su riqueza inimaginable, Faiq decidió perseguir un sueño: el del fútbol profesional. Su historia deportiva comenzó en Inglaterra, en las categorías inferiores del Southampton, para luego dar el salto al Chelsea y al Leicester City. Sin embargo, nunca logró debutar en la Premier League. Más tarde intentó hacerse un nombre en el fútbol portugués con el Marítimo, aunque los minutos de juego fueron escasos.

Actualmente, su carrera continúa en Asia, en la liga tailandesa, defendiendo los colores del Ratchaburi FC. Además, fue capitán de la selección de Brunéi, donde suma apenas nueve partidos y un único gol desde 2016. Un palmarés discreto que contrasta con su apabullante fortuna. Así que, mientras Cristiano Ronaldo y Messi baten récords en el campo y en contratos publicitarios, Faiq brilla por un récord muy distinto: ser el futbolista más rico del planeta, un título que parece imposible de arrebatarle. Y lo más llamativo es que lo ostenta sin necesidad de goles, Champions ni Balones de Oro.