Si viste televisión a finales de los 90 y principios de los 2000, entonces escuchaste la mítica frase "¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?". Sí, Gran Hermano 1, con Jorge Berrocal lamentando la primera expulsión de la historia del programa, la de María José Galera, de quien se enamoró perdidamente en la semana que compartieron juntos en la casa de Guadalix de la Sierra.
Jorge Berrocal fue uno de los rostros más reconocidos de la televisión española a comienzos del nuevo milenio. Jorge Berrocal, concursante de la primera edición de Gran Hermano, saltó a la fama con la mencionada frase, que quedó grabada en la memoria colectiva. Fue el Montoya de la época. Aquel lamento por la expulsión de su pareja en el programa marcó el inicio de una breve pero intensa carrera mediática. Pero de estar bajo los focos las 24 horas, ha pasado a ser una persona anónima felizmente casada. Y no es con María José Galera.
Jorge Berrocal fue el Montoya de la época
Jorge, un joven de Zaragoza con pasado en el ejército, se convirtió en uno de los personajes más carismáticos de la casa de Guadalix de la Sierra. Su romance fulminante con María José le catapultó a las portadas, y su popularidad creció velocidad de vértigo. Sin embargo, el éxito fue efímero: tras su paso por GH y programas como Crónicas Marcianas u Hotel Glam, la televisión dejó de llamarlo.
Con el tiempo, y sin rastro ya de la fama de antaño, Jorge decidió reinventarse. Se alejó de los focos y buscó su sitio en el mundo laboral fuera de la televisión. Durante varios años trabajó como camionero en el sector de la logística, y más adelante se adentró en una de sus grandes pasiones: los cómics. Colaboró como redactor especializado en un portal dedicado a la cultura pop, La Casa de EL, donde hablaba de cine, superhéroes y videojuegos. Una faceta mucho menos visible, pero más cercana a lo que realmente era él.
Rehace su vida en Málaga, donde vive felizmente casado
Hoy, Jorge Berrocal ronda los 50 años y vive una vida tranquila en Málaga, alejado del bullicio mediático. Desde hace más de una década, según recogían varios medios a finales de 2024, trabaja como agente de rampa en el aeropuerto de Málaga, empleado por dos grandes aerolíneas: Ryanair y Jet2. Su trabajo consiste en gestionar maletas, coordinación en pista, y supervisar el embarque y desembarque del equipaje de los aviones. Una labor exigente físicamente, pero que, según él mismo afirma en sus redes sociales, le proporciona “estabilidad, orgullo y rutina”.
En el plano personal, a Jorge tampoco le ha ido mal. Desde 2011 comparte su vida con Marina Soares, con quien se casó en 2016. La describe como su “compañera de vida, su faro y su refugio”. Juntos han construido un hogar en la Costa del Sol.