Dentro de la industria del cine contemporánea, uno de los nombres que se repite ocasionalmente es el de Mark Ruffalo, el cual probablemente sea mayoritariamente conocido por su trabajo en el Universo Cinematográfico de Marvel, donde desde sus inicios ha interpretado a Bruce Banner, mejor conocido como “Hulk”. Un personaje lleno de complejidades y que curiosamente no ha recibido una película individual en este universo.

A pesar de esto, el personaje ha recibido un enorme cariño gracias a la interpretación del actor, pues le ha dado un carácter de humanidad que lo vuelve entrañable. Y, a pesar de que el papel de Mark Ruffalo en el UCM quizá no sea la mejor forma de apreciar las habilidades de interpretación que posee, ayuda a ver ese punto especial que le otorga a sus personajes.

Mark Ruffalo no siempre fue “el bueno”, tuvo inicios difíciles

A día de hoy podría decirse que Ruffalo goza de buena fama y es muy querido por todos en general. Es alguien que suele interpretar papeles que, como el de Bruce Banner, dota de humanidad y detalles que hacen que todos terminen empatizando de alguna forma con él. Lamentablemente, Mark Ruffalo no siempre gozó de esta buena fama, y es que como ocurre con muchas historias de grandes nombres, no empezó de la mejor manera.

Nos remontamos a los inicios de la adolescencia de Mark Ruffalo, cuando estaba cursando lo que vendría siendo aproximadamente el equivalente a segundo de la ESO. Fue aquí cuando su vida dio un vuelco, ya que conoció la interpretación, pero tuvo el infortunio de ser uno de esos chicos “muy sensibles”, como él mismo se refirió a sí mismo, añadiendo que el mundo alrededor “no era tan sensible” como él. El estadounidense sufría de una dislexia no diagnosticada, así que levantarse a leer enfrente de su clase era una verdadera faena. Sus compañeros se mofaban de él y le costaba mucho encajar, de modo que tuvo que recurrir a mentir en un intento de empezar a ganarse a sus compañeros.

De la lucha a la interpretación, la decisión que cambió su vida

Cuando Mark Ruffalo ingresó al instituto, intentó caer bien diciendo que era un luchador muy bueno, pero era mentira. Para su sorpresa, cuando decidió empezar a asistir a los entrenamientos, se dio cuenta de que era bastante bueno. El joven Mark Ruffalo decidió dar el salto al teatro, una decisión tomada en su momento “por las chicas”, ya que era el plan perfecto, pues a diferencia de las luchas, eran 10 chicas y solo 2 chicos. Lo que no sabía es que esa decisión le llevaría a la exitosa carrera de la que ahora puede presumir.