OT continúa en emisión en Prime Video, pero lejos quedó el fenómeno fan de la primera edición del formato, o de su regreso años después con Aitana, Amaia, entre otros. David Bisbal, Bustamante o Chenoa son los nombres que más han sonado en los últimos años de aquella primera edición, aunque el único que ha podido vivir de la música ha sido el almeriense, los otros dos han participado en programas de televisión. De hecho, Chenoa está viviendo uno de sus mejores momentos. Jurado del programa ‘Tu cara me suena’, presentadora de OT y de otros espacios como ‘The Floor’ o ‘Dog House’, todos con notable éxito. Es el rostro del momento, el más demandado, pero su vida no siempre ha sido tan bonita como ahora.
Triunfa en la televisión, pero a nivel personal no quiere hablar de sus fracasos amorosos, como su intento fallido de matrimonio o los graves problemas que arrastra su padre, que ahora ha sido infectado de sarna en un geriátrico. Ya ha luchado mucho contra sus propios infiernos y demonios, intenta buscar la luz cada día y tapar sus problemas. No quiere dejarse vencer por lo que ya superó. Cuando era una niña, Chenoa confiesa que sufrió bullying, algo que se debería erradicar de las escuelas. No era una persona tan segura como se muestra ahora, y le hicieron sentirse muy pequeña.
A día de hoy el acoso escolar sigue siendo el principal problema de las escuelas. Hace poco más de un mes el suicidio de una niña volvió a poner este tema en el foco. Se intenta sensibilizar a las familias para educar a los niños desde la tolerancia y el respeto. A través de la ‘Fundación Colacao’, algunos famosos como Chenoa han revelado su propio drama en las aulas.
Chenoa comía el tupper sola en las escaleras
“Cuando llegué a España de Argentina se metían conmigo por mi forma de hablar. Como tenía acento argentino me decían ‘sudaca’, ‘panchita’, escuché las mil y una”, se queja la artista, que en su momento no era tan consciente como ahora de lo que suponía este acoso. “Entonces no lo entendía muy bien, para mí nos estábamos entendiendo a pesar de tener un acento diferente”, detalla.
“Veníamos de una familia muy justa de dinero. A los 8 años los niños iban al comedor y yo comía sola con un tupper en las escaleras”, recuerda. Las burlas eran constantes, pero eso hizo que desarrollarse “una personalidad de superviviente”.
"Dada la situación de acoso que viví, en mi adolescencia me fui a un extremo de rebeldía demasiado acentuado. Me rapé el pelo, me puse en plan ‘rocker’, repetí curso. En el caso de mi familia, en concreto de mi madre, a pesar de que no me dio herramientas, me ayudó a gestionar las cosas”.
“Cuando tienes un hermano genial, pero cuando eres hijo único, tiene que buscar a alguien que haga de figura de hermano para que te ayude, una amiga por ejemplo”, destaca Chenoa.