El chef José Andrés, conocido mundialmente por su labor humanitaria con World Central Kitchen, ha vuelto a situarse en el centro de la actualidad con su nuevo libro Cambia la receta. En él, el cocinero recoge experiencias vividas entre fogones, emergencias y viajes internacionales, mostrando cómo la gastronomía puede transformarse en una herramienta de cambio social. Pero entre recetas y reflexiones, Andrés ha abierto una ventana a su infancia en Barcelona, donde la disciplina y el esfuerzo marcaron su personalidad.
Una infancia entre turnos y llena de lecciones de vida
El chef rememora cómo creció sin cuidadores, con sus padres trabajando en turnos opuestos: su madre de día y su padre de noche. “A veces, mi hermano y yo éramos cambiados en el hospital mientras ellos cumplían su turno. Allí aprendí el valor del trabajo, la empatía y la entrega más allá de lo obligatorio”, confiesa José Andrés. Esa exposición temprana a la vida hospitalaria y al esfuerzo constante sembró en él un sentido profundo de responsabilidad hacia los demás.

Andrés subraya que observar a sus padres cuidar a los pacientes más allá del deber profesional le enseñó una lección que marcaría toda su trayectoria: ayudar no es opcional, sino necesario. Desde entonces, entendió que cada acción puede tener un impacto directo en la vida de otros, algo que ha llevado a la práctica en su carrera como chef y activista.
De la cocina al mundo: compromiso y solidaridad
Esa combinación de disciplina, empatía y trabajo constante también se reforzó con su paso por el Ejército, donde aprendió a valorar la contribución a la comunidad y la importancia de la organización en momentos críticos. Más tarde, llevaría esos principios a World Central Kitchen, ayudando a víctimas de desastres naturales como la DANA en Valencia o el huracán Katrina en Estados Unidos.
En su libro, José Andrés conecta sus recuerdos familiares con sus enseñanzas culinarias y sociales, mostrando cómo un niño que creció entre hospitales y turnos solapados terminó construyendo una carrera global que combina gastronomía y solidaridad. Cada plato que crea y cada misión humanitaria que lidera tiene raíces en aquellos primeros años, entre aprendizajes de responsabilidad y valores humanos.
Así pues, el chef demuestra que la infancia puede ser un escenario de aprendizaje intenso, y que la combinación de dedicación, empatía y compromiso puede transformar no solo la vida propia, sino la de miles de personas en todo el mundo.