Hubo un tiempo en que Rauw Alejandro y Rosalía eran inseparables. Compartían escenario, canciones, tatuajes y sueños. Uno de ellos, quizás el más simbólico, fue una majestuosa masía modernista en Manresa, una joya arquitectónica que el puertorriqueño compró en 2022 como regalo para la catalana. Dos años después, aquella casa que simbolizaba el amor de la pareja sigue vacía, esperando que alguien vuelva a llenarla de vida.

La Morera, así se llama la finca, parece sacada de una postal modernista: rodeada de viñedos, con salones de época, una piscina con vistas a Montserrat y el aire romántico de las casas con historia. Construida a principios del siglo XX por el arquitecto Ignasi Oms i Ponsa, nació como convento y fue transformada en residencia señorial por el industrial Josep Portabella i Cots. Más de un siglo después, se convirtió en el refugio soñado de dos estrellas del pop que parecían vivir su propio cuento de hadas catalán.
La casa modernista de Rosalía es una auténtica joya muy atractiva, pero no encuentra comprador
Pero los cuentos, a veces, se desvanecen. El amor entre Rosalía y Rauw terminó en el verano de 2023, y con él, el futuro compartido en aquella casa. Desde entonces, La Morera está a la venta por 2,2 millones de euros, aunque ningún comprador ha querido quedarse con el recuerdo de esa historia. Las fotos actuales muestran estancias vacías, sin rastro de la vida que un día prometieron construir allí.
Y eso que motivos para enamorarse no faltan. La finca, de más de 28 hectáreas, alberga unos 3.200 metros cuadrados construidos: diez habitaciones, salones con chimeneas originales, vidrieras de colores, suelos hidráulicos, una bodega centenaria y una capilla privada. Todo envuelto en el encanto del modernismo catalán, con una elegancia que combina lo clásico y lo contemporáneo. A las afueras, una piscina con vistas a Montserrat y jardines rodeados de cipreses completan el cuadro. No es solo una casa: es una pieza de patrimonio declarada Bien Cultural de Interés Local.
Según varios medios, Rauw compró la masía a principios de 2022 por unos dos millones de euros y se la regaló a Rosalía durante los meses más felices de su relación. En redes compartieron una imagen besándose en el jardín con un “T’estimo” como pie de foto. Fue su nido catalán, su hogar entre giras y grabaciones, hasta que el destino decidió otra cosa.
Rosalía, sin embargo, no ha dejado de mirar hacia su tierra. Mientras el eco de su historia en Manresa se apaga, la artista impulsa un nuevo proyecto en L’Hospitalet de Llobregat, su ciudad natal. A través de su empresa Motomami SL, está rehabilitando un edificio de tres plantas destinado a actividades creativas relacionadas con la música. Un espacio profesional, no residencial, pensado como centro de producción y experimentación artística.
Quizás la casa de Manresa siga vacía, pero Rosalía ha encontrado otro refugio: el de su propio talento y sus raíces.
