Carme Chaparro considera "un milagro" haber cumplido 20 años como conductora de los informativos de Mediaset, un hecho que evidencia un cambio en el periodismo: ya no son sólo los hombres los que pueden envejecer en la pantalla. Feminista convencida, Chaparro (nacida en Salamanca hace 44 años) no concibe un periodismo que no visibilice la desigualdad entre hombres y mujeres, como no entendería la existencia de una profesión informativa que no fuera antirracista.
Mediaset
Lleva dos décadas presentando informativos de manera ininterrumpida. Es un éxito, especialmente para una periodista mujer.
Es un éxito y un milagro. Aunque empiezan a cambiar las cosas. Cuando yo empecé, las grandes referentes que estaban presentando informativos -Angels Barceló, Olga Viza- desaparecieron prácticamente todas a la vez. El hecho que las mujeres de mi generación, yo tengo 44 años ya, seguimos de momento, y llevemos tanto tiempo, quiere decir que las cosas están cambiando y espero que sigan cambiando.
Es de las periodistas que más tiempo llevan presentando un informativo, al lado de Ana Blanco. ¿Cuál es la clave de su permanencia?
Eso se le tiene que preguntar a la gente que ve el informativo y a mis jefes. Yo lo que procuro siempre es hacerlo todo con la mayor honestidad posible y cuando explico las cosas en pantalla procuro que la gente vea que soy una persona normal y corriente.
¿En qué se diferencian sus informativos de las otras cadenas?
Sobre todo en la honestidad, en la proximidad con el espectador, en que el espectador oiga que estás casi en su casa contándole las cosas, que no eres una persona que quiere establecer jurisprudencia.
¿El conductor de un informativo tiene que imprimir su personalidad al noticiario?
Evidentemente todo tu lenguaje corporal está imprimiendo tu manera de ser, pero eso no quiere decir que tengas que utilizar eso para hacer un informativo de autor sesgado. Una cosa es como tú como persona explicas alguna cosa a cámara y otra cosa es la información que tú das, que tiene que tener criterios periodísticos objetivos.
¿Cómo ha evolucionado en estos veinte años?
Las miles de horas de plató en directo te dan muchísimas herramientas por sortear los momentos de crisis que hay en todos los informativos. Es un trabajo que implica mucha agilidad mental y estar muy despierto. Lo puedo hacer porque hace ya veinte años que presento y ya me ha pasado de todo: estar embarazada presentando y con la papelera en el lado para vomitar, que se caiga el agua en la regleta de sonido y se empiecen a crujir los fusibles en mis pies, directos que caen... Me ha pasado de todo, pero eso te da maneras de salir de la situación y gracias a eso puedo mantener la calma: me tienes tan tranquila, te lo estoy explicando aunque me esté reventando el foco encima de la cabeza.
¿Se puede innovar en un informativo?
Sí. El informativo es un transatlántico, un barco grande y pesado que avanza poco a poco pero seguro. Pero si te fijas en los que hacíamos hace veinte años, el lenguaje audiovisual ha cambiado. Ahora los informativos tienen vídeos más cortos, las imágenes respiran, dejas que sea el espectador el que se meta en la historia, dices las cosas de otra manera. La sociedad cambia y también la manera de ver el lenguaje audiovisual en otros sectores, fuera del informativo, y nosotros poco a poco somos permeables y nos vamos adaptando.
¿Cómo ha sido el cambio de Telecinco a Cuatro?
Sólo he cambiado de mesa, estoy en la misma redacción, dos mesas más allá y con los mismos compañeros porque es una redacción integrada donde trabajamos todos juntos. Estoy con la gente con la cual hace veinte años que trabajo.
¿Dos décadas en la misma empresa haciendo noticias es mucho tiempo, nunca ha sentido la tentación de cambiar?
Me da mucho respeto. He escrito una novela, he trabajado en radio, escribo en prensa, tengo un blog, es decir, que hago otras cosas además de la tele. Pero el salto a programas, que me lo han propuesto varias veces... Si he llegado donde estoy, sé aquello que sé y tengo las herramientas que tengo es porque llevo|traigo mucho tiempo haciéndolo. Levantarse de una mesa de informativos en la cual yo domino el escenario, donde puedo tener las cosas controladas para hacer otro tipo de programas en el cual no tengo experiencia, tendría que apetecerme mucho, me tendrían que ofrecer alguna cosa que me gustara de verdad.
Entonces se jubilará presentando informativos.
Sería maravilloso. Ojalá dentro de veinte años pueda decir que las mujeres de sesenta podemos presentar informativos.
Sería noticia.
En Mediaset hay, y a mí me admira, muchas mujeres de edad que salen presentando muchos programas, muchísimas, te diría que a duras penas hay mujeres jóvenes. (Se refiere a Ana Rosa Quintana, Maria Teresa Campos, Mercedes Milá...). Ahora hace falta que este salto que han dado los programas lo den los informativos.
¿Le queda mucho camino al periodismo para ser una profesión igualitaria?
Todavía queda. Espero que el movimiento que viene de los Estados Unidos (#metoo), esta gran ola|oleada pública, se copie, que la podamos tener aquí en España. Yo llevo muchos años luchando como feminista, posicionándome, como otras compañeras, y nos han insultado, nos han dicho de todo. Y nos siguen insultando: "feminazi" es el más bonito que determinadas personas me pueden decir en las redes sociales cuando escribo mis columnas. La gente confunde, feminismo no es la superioridad de la mujer, yo no soy igual que a un hombre ni lo quiero ser, pero quiero tener igualdad de oportunidades. En periodismo todavía nos queda mucho caminopor andar, pero hemos dado un paso importantísimo con mujeres cubriendo guerras, con mujeres empezando a dirigir redacciones, con mujeres envejeciendo delante de las cámaras, envejeciendo escribiendo columnas de opinión en los grandes diarios. Vamos por buen camino.
Algunos colegas de profesión han dejado Twitter por|para el mal clima que dicen que impera. ¿Usted se ha planteado abandonarlo?
En las redes sociales efectivamente las cosas te afectan, pero sólo si la persona que te critica tiene razón o te critica con fundamento|cimiento. Yo ya no me pongo a discutir con alguien con el cual no cruzaría dos palabras tomando un café, es absurdo. Sigo usando las redes, de momento, sirven para contactar con gente que está en el otro lado de la pantalla, de mi novela. A los energúmenos, ni caso. Es muy triste, pero es un reflejo de esta sociedad. A mí, por ejemplo, un hombre me dijo que me tenían que soltar en el desierto de Afganistán para que me violaran los del ISIS. ¿Tú piensas, "pero este tipo tendrá mujer, tendrá hijos?" Y a veces buceas en sus perfiles y efectivamente tiene fotos con su mujer, con sus niñas.