La vida de Cari Lapique cambió para siempre en apenas quince días. El verano pasado, su mundo se vino abajo con la muerte de su marido, Carlos Goyanes, y, casi sin asimilarlo, con el inesperado fallecimiento de su hija, Caritina Goyanes, de solo 46 años. Hoy, casi un año después de esa doble tragedia, Cari lucha por mantenerse en pie mientras la pena la consume desde dentro.

Instalada este verano en Mallorca junto a su hermana Myriam, lejos de Marbella —el destino habitual donde solía pasar sus vacaciones junto a los suyos—, Cari intenta sobrellevar la angustia en un ambiente distinto, aunque los recuerdos la sigan como una sombra persistente. Según fuentes cercanas citadas en TardeAR, “la pena se ha apoderado de ella” y hay días en los que ni siquiera puede articular palabra sin romper en llanto.

Dolor emocional extremo: Cari Lapique devastada por sus pérdidas

La tragedia familiar de Cari Lapique ha conmocionado a la alta sociedad española. A bordo de un yate, sola y cabizbaja, las imágenes captadas por la prensa la muestran rígida, ensimismada, apoyándose en la barandilla como si le faltara fuerza hasta para sostenerse. Su rostro, antes símbolo de elegancia y serenidad, hoy refleja un dolor sordo y desgarrador que no puede disimular. “Todavía no se explica cómo en 15 días pierdes a la persona con la que has compartido tu vida y a tu hija”, revela una fuente cercana a la familia Goyanes-Lapique. Y es que no solo perdió a su pareja de toda la vida, sino a su hija, una pérdida que, en palabras de quienes la conocen, “la dejó destrozada”. Sin embargo, Cari intenta encontrar alivio en sus nietos y en su fe, aferrándose a ellos como única tabla de salvación.

El verano más sombrío de la socialité madrileña

El entorno de Cari Lapique ha confirmado que esta temporada estival es la más dura que ha vivido. Rehusó volver a Marbella por ser “una ciudad llena de recuerdos”, y prefirió aislarse en las Baleares con su hermana, quien también ha vivido su propio duelo tras la muerte de su marido, el empresario Alfonso Cortina. Un dolor compartido entre hermanas que intentan acompañarse en medio del sufrimiento. "Hace un enorme esfuerzo pero está flojita. Ahora todo se le viene encima con el aniversario", detalla una fuente a la revista ‘¡HOLA!’ El primer aniversario del fallecimiento de sus seres queridos ha removido emociones profundas. Los avances emocionales que había logrado en los últimos meses se han desmoronado, como si el duelo se hubiera reiniciado con más fuerza.

A pesar del devastador golpe, Cari Lapique intenta reconstruirse, paso a paso. La prensa del corazón destaca que su hija Carla Goyanes y sus cinco nietos son el motor que la empuja cada día. “Solo ellos logran arrancarle una sonrisa”, aseguran desde su círculo íntimo. Aunque su fragilidad emocional es evidente, Cari sigue luchando por mantenerse en pie por los suyos. Mientras los días avanzan, Cari Lapique continúa su retiro silencioso entre olas y puestas de sol. Sin embargo, ni el Mediterráneo ni los atardeceres pueden calmar un alma que sigue preguntándose por qué la vida le arrebató, en un suspiro, a sus dos pilares. El luto sigue presente, más vivo que nunca, marcando un antes y un después en la vida de una mujer que parecía tenerlo todo... hasta que el destino decidió arrebatárselo.