El tiempo pasa volando. Quién nos iba a decir que hace casi dos décadas que vimos por primera vez a Blanca Suárez en televisión interpretando a Julia Medina, su personaje de la exitosa serie ‘El Internado’. Ella misma explica que estaba estudiando Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos cuando el director de casting Luis San Narciso se cruzó en su vida y la cambió por completo. Desde entonces no ha parado de trabajar en cine y televisión, además de desarrollar una faceta como embajadora de varias marcas. Si se lo preguntan hace dos décadas, jamás pensó que podría dedicarse a la interpretación. Algo que le ha gustado desde niña, y es que sus padres la apuntaron a extraescolares de teatro.
En sus inicios formó una pequeña compañía de teatro con sus amigos. Hacían cabarets por los bares hasta que ocurrió el primer casting “y a partir de ahí la cosa se complicó”. Recuerda que su primer trabajo fue como actriz, aunque para sacarse algún dinero extra de forma puntual, con 17 años, antes de saltar a la televisión, cuando aún no la conocía nadie, repartió propaganda por la calle.
“Probablemente nada, porque creo que hay algo mágico de la inocencia, del descubrir, del sorprenderte, que es el porqué de lo que somos hoy. Me encantaría verme a mí misma por un agujerito, pero creo que hay que cometer errores, que está bien, y está bien también sufrir entre comillas. No es que haya cometido muchos errores ni que haya sufrido ni nada parecido, pero creo que hay que pasar por todos los estados para construirnos a nosotros mismos”, opina para una entrevista de ‘Vanity Fair’.
Blanca Suárez recuerda con cariño su infancia
Blanca Suárez se ha sincerado en muchas ocasiones porque además de series y televisión también ha realizado numerosas entrevistas. Una de las más sinceras tuvo lugar de la mano de Jesús Calleja en su programa de aventuras.
El aventurero le hizo abrir su corazón y recordar momentos de su infancia, cuando era inocente y cualquier cosa era mágica y novedosa. El primer recuerdo que tiene grabado de su niñez es “el olor a lluvia y a espaguetis con tomate de la guardería”. De hecho, tanto le marcó en su día ese momento que es su plato favorito. Como cualquier niño, Blanca no era muy buena comiendo y lo que no le gustaba lo escondía en unas tazas de una estantería en casa. Su madre descubrió su secreto meses después. Ahora no se dejaba nada en el plato y la gastronomía es lo que más disfruta.
