Tras cinco años de matrimonio —se casaron el 22 de junio de 2019—, la colaboradora de televisión Belén Esteban y Miguel Marcos, conductor de ambulancias, han decidido renunciar a lo que ambos consideraban su gran aspiración: convertirse en padres juntos. Aunque siempre han llevado una relación llena de cariño y una historia de superación, la suma de problemas de salud, económicos y emocionales ha llevado a que esta pareja consolide su decisión.

Desde hace tiempo, Belén ha manifestado su anhelo de volver a ser madre, especialmente junto a Miguel, aprovechando que él no ha tenido hijos anteriormente. Sin embargo, su condición de diabética ha supuesto un serio obstáculo. Con más de 50 años y una salud delicada, cualquier embarazo supondría un riesgo elevado. "Tengo una enfermedad que no es fácil, las diabéticas tenemos hijos, pero tienes que estar muy controlada", declaró en una ocasión. Para Belén, un nuevo embarazo —ya fuera de forma natural o mediante subrogación— entrañaría una atención médica exhaustiva y compromisos que podrían afectar su integridad física. En este sentido, ha admitido que la edad y las posibles complicaciones médicas han sido determinantes en su decisión.

Finanzas: el declive de "Sabores de la Esteban"

A los problemas de salud se le suman las dificultades financieras. Su proyecto empresarial, “Sabores de la Esteban” —una gama de productos como gazpachos y patatas fritas—, ha dejado de ser rentable. Lo que comenzó con altas expectativas terminó en pérdidas, a raíz de la falta de control en puntos de venta e inflación en precios. Belén se quejó de que "yo ponía un precio fijo, pero cada supermercado hacía lo que quería". La caída en facturación ha sido notable: según Don Balón, los ingresos pasaron de más de 161 000 euros en 2021 a solamente 2 660 euros en su última declaración. Este profundo varapalo ha obligado a la pareja a redefinir sus prioridades y reconsiderar inversiones de futuro, como la maternidad compartida.

¿Gestación subrogada? Pensamientos y dudas

A lo largo de estos años se especuló con la opción de recurrir a gestación subrogada, una alternativa que en algún momento pareció viable. Pero los miedos, las complejidades legales, emocionales y la alta inversión necesaria, sumados a la condición médica de Belén, terminaron por desestimarla. En palabras de la propia Belén, el deseo de tener un hijo era fuerte, pero “cuando éramos novios y yo quería, él no”. Hoy reconocen que, aunque fue una intención real, finalmente no han encontrado una vía segura ni adecuada para llevarla a cabo.

Amor y futuro: prioridades consolidándose

Pese a la renuncia a su sueño, la pareja se mantiene firme y unida. El vínculo que les une no se debilita ante la adversidad: la experimentada en salud, en los negocios o en otros planos. Belén y Miguel priorizan el amor que los ha llevado a superar tantas situaciones a lo largo de estos años. Para ellos, la maternidad era una ilusión compartida, pero no han permitido que esa meta incumplida rompa su relación. Ambos expresan que seguirán juntos con la misma complicidad, disfrutando de un presente que, a pesar de su renuncia, sigue lleno de otros planes y proyectos personales.

Belén Esteban y Miguel Marcos han tomado una decisión difícil, pero con matices de responsabilidad y realismo. Tres factores —la salud delicada de Belén, los problemas económicos derivados de su negocio, y las dudas inherentes a buscar alternativas como la gestación subrogada— han demostrado ser más determinantes que el deseo por convertirse en padres. Tras medio lustro de casados, la pareja decide priorizar su bienestar emocional y físico, así como una relación sólida que ha sabido superar tempestades. Aunque hoy renuncian a formar una familia biológica juntos, la historia de amor de Belén y Miguel sigue viva y con nuevos horizontes por explorar.