La derecha y la ultraderecha es lo que tienen: cuando se quedan sin argumentos, se ponen a criticar el aspecto de sus oponentes políticos. Lo hizo Santiago Abascal durante la moción de censura, lo hacen cada día PP, Vox y Cs sobre la coleta que lleva Pablo Iglesias en el pelo. Y ahora, quien ha desbarrado pasándose de frenazo ha sido la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Isabel Díaz Ayuso - Óscar J.Barroso / Europa Press

Isabel Díaz Ayuso (Europa Press)

En pleno debate asambleario, la presidenta de los madrileños ha dejado perplejos a los diputados, especialmente, la persona objeto de su comentario, la diputada regional de Más Madrid, Mónica García. Hablando de la curva de contagios en la comunidad que ella (mal)preside, Díaz Ayuso se las ha dado de Quevedo para buscar una metáfora que quizás en su mente sonaba muy ocurrente, pero que ha dejado atónitos al resto de asamblearios. Dice Ayuso: "La curva en la Comunidad de Madrid es exactamente igual... es el reflejo de la curva de su boca: mustia", ha dicho la presidenta madrileña mientras miraba retadora a su oponente.

Algunos de los diputados han calificado la boutade de "esperpento. Ojalá fuera el análisis de una obra renacentista. Pero son los temas abarcados en la respuesta de Díaz Ayuso a la pregunta de Mónica García sobre el nuevo hospital de emergencias". Y es que si ya hablar de cómo tiene o deja de tener la boca otra diputada es grotesco, todavía más en el contexto que estamos viviendo y en el marco concreto del tema de debate que se estaba abordando. No ha sido el único palo que le ha caído:

¿Y qué ha dicho Ayuso para justificarse? Una sandez: que mientras ella lucha por detener la pandemia, la diputada de Más Madrid "se va amargando más día a día". Mónica García ha respondido vía Twitter hablando de la negativa de Ayuso a que le pregunten por el hospital de pandemias: "Es la demostración de la política más anticientífica y prueba que la única solución de Ayuso en una pandemia es el ladrillo y solo el ladrillo".

No nos pondremos a su nivel ahora para decir cómo tiene Ayuso su boca ni de qué tiene forma. Pero sí sabemos qué podría hacer con ella: tenerla cerradita y dejar de decir estupideces.