Si todavía no siguen a Antonio Baños en redes, ya tardan en hacerlo. El periodista y expolítico tiene la sana costumbre de decir y hacer lo que le sale del moño. Si alguien tiene duda de cómo de claras tiene las ideas, solo hace falta que repase qué pasó hace unas semanas, cuando el exdiputado de la CUP fue condenado a cuatro meses de prisión e inhabilitación a cargo público por no haber querido responder al abogado de Vox durante el juicio del procés. Más allá de cuestiones políticas, Baños se fija a menudo en otras cosas que lo rodean. Por ejemplo, de experiencias relacionadas con la lengua. Como el año pasado, cuando él, "poco amigo de hacer propaganda de locales comerciales", fue a un local de la Rambla de Catalunya de Barcelona, un espacio gastronómico desde 1930. Destacan "el jamón Ibérico de Bellota que nos ha hecho tan singulares, pero también los embutidos, los patés y foies, el sensacional salmón ahumado o una extensa gama de quesos, entre otros productos artesanos y naturales". Pero Antonio Baños añadió otra cosa a celebrar: "los camareros te atienden como primera lengua en catalán. Y me parece tan milagroso que lo quiero destacar". Después de picar un poco, quedó sorprendido por la atención recibida en catalán durante el servicio, y también a la hora de pagar: "Acabo de pagar con tarjeta. ¿Y el camarero me dice 'copia haremos? Pues ya lo tenemos'... Estoy a punto de llorar. Cruz de Sant Jordi Ya!!!!.

Antonio Baños juzgados Madrid desobediencia ACN
Antonio Baños / ACN

Ahora, Baños acaba de compartir con sus seguidores otra conversación, desconocemos si en catalán o no. Pero lo que tenemos claro es que es una conversación donde él no ha participado. ¿Por qué? Porque es la que ha tenido una mujer que iba en el autobús, a su lado, a voz en grito. Constata el periodista una realidad que seguro que los que también lo han vivido, estarán de acuerdo con que es francamente desagradable. A menudo vamos en medios de transporte donde hay personas que se piensan que van solas por el mundo, que todo el mundo siente la necesidad vital de saber qué les pasa, o de qué charlan. Eso por no hablar de los energúmenos que van con la música a todo trapo y se sientan a tu lado en el metro o en el bus. El caso es que Baños ha subido a un bus y a su lado, una "señora hablando en gran volumen con su banco sobre su tarjeta de crédito". Y por mucho que parezca imposible, "sí. Ha dado su DNI, número de tarjeta, nombre y apellido. Estoy maravillado con cómo ha desaparecido la idea de privacidad con los móviles"... Tiene toda la razón. De hecho, como él mismo añade, "con los airpods todavía más. Encuentras gente discutiendo con la pareja solos por la calle o dejando a parir a los familiares en el metro":

Enseguida, avalancha de testimonios dándole la razón y compartiendo sus propias experiencias:

Ir dando el número de tarjeta a gritos, y en medio de un autobús... poco nos pasa.