Su nombre irrumpió en nuestras vidas ahora hace un año. Muy pocos conocían públicamente hasta aquel octubre de 2020 a Angela Dobrowolski, la mujer del productor televisivo Josep Maria Mainat desde hacía una década y madre de dos de sus hijos. Una noticia, sin embargo, hizo saltar por los aires su anonimato: el supuesto intento de asesinato del de la Trinca mientras dormía. La autora sería Angela, que le habría inyectado una sobredosis de insulina para evitar quedarse sin la herencia del magnate, que se quería divorciar. El crimen, sin embargo, se quedó a medias. Mainat entró en coma, pero no murió, afortunadamente. Todavía no hay decisión judicial al respecto, ni parece que haya evidencias de una condena. Sin embargo, el escándalo empezó una traca inimaginable, sórdida, cruel y a veces cómica, si no fuera por la gravedad de los hechos. La casa familiar de Horta se convertía en el escenario de todo tipo de tramas impactantes: prostitutos, agresiones, pelucas, drogas, robos, terrados, cámaras de vigilancia y hombres de seguridad. La audiencia estaba boquiabierta y aturdida. Después vendrían las denuncias, los asaltos a los domicilios del productor, el desahucio y el encarcelamiento de Dobrowolski, así como el alejamiento de sus hijos.

Una historia tan espectacular como desgarradora, donde los bandos siempre han estado bien definidos. A ella le ha tocado el papel de la mala, una impresión alimentada por comportamientos desesperados y temerarios. A pesar de todo Angela no ha dicho su última palabra. Y sólo tiene una meta entre ceja y ceja: que la gente la escuche y la crea. No lo tiene fácil pero no pierde la esperanza, y quiere levantarse y reinventarse. En un terreno, además, bien conocido por su exmarido: la televisión. Angela es el fichaje más sorprendente del '8maníacs' de Miquel Valls en la nueva 8tv, y no pasará desapercibida. Su sección, 'El reto Dobrowolski', nos permite verla este mismo domingo a partir de las 15:30 esposada por las calles de Barcelona, pidiendo ayuda a los peatones a través de una cámara oculta. El humor es su herramienta para curar heridas y construir una realidad nueva. Costará y mucho, pero la peor parte del infierno, como ella lo llama, ya ha pasado. Un infierno que ha querido compartir con EN Blau.

Angela Dobrowolski para|por Montse Giralt

Angela Dobrowolski / Montse Giralt

- A lo largo de este año te hemos visto en diferentes canales de televisión ofreciendo a tu testimonio, pero después de pasar 6 meses en prisión nadie se imaginaba el paso de entrar a formar parte de un programa de televisión y con este papel. ¿Cómo lo explicas?

- Tenía la televisión muy cerca, sí, pero nunca formé parte de ella. Las críticas dicen que estoy buscando la fama delante de las cámaras y a cualquier precio. Es incorrecto y absurdo. Habiendo estado casada 13 años con un productor con esta influencia hubiera entrado de otra forma. La realidad es todo lo contrario: en esta década juntos nunca lo he acompañado en ningún evento, ni photocall, ni alfombra roja. No quería exponer a nuestra familia. De hecho siempre lo animé para llevar a la niña, a su hija adoptada. Por lo tanto, no busco fama. La fama no deseada se ha presentado en mi puerta y se ha instalado allí. Ahora que el cristal ya se ha roto, que el mal ya está hecho, ¿qué tengo que hacer? ¿Dejarlo así? Durante este tiempo he vivido mucha impotencia por fuerzas fuera de mi control, superpoderosas y violentas. He vivido cosas terribles y no podía hacer nada contra ellas. Ahora prefiero dominar yo la narrativa. Si quieren bromear de mi vida y desgracia, ¡mejor que lo haga yo!.

El 'Reto Dobrowolski' en '8maníacs' / 8tv

- ¿Tienes la sensación que de esta manera puedes revertir la percepción de ser considerada como la mala de la historia?

- Yo siempre me he visto como una persona reservada, tímida, intelectual y humilde, nunca he buscado la vida pública. La primera vez que me detuvieron ya fue un trauma con una trascendencia vital muy grave. Y después medio año en la cárcel. Todavía lo estoy asimilando. Pero no se si la gente es consciente de la destrucción de mi entorno social, de mi persona y del aislamiento, la separación de mis contactos, de mis hijos. Que de un día para el otro las personas con las que has pasado una década y que pensabas que te apreciaban dejen de contestar a los whatsapps, no te cojan el teléfono o te lo cuelguen, y que después pasen a bloquearte... El día que Josep Maria secuestró a nuestros hijos fue el peor de mi vida. Recuerdo que expulsé un grito, pegué dos puñetazos contra la pared y el ruido me sorprendió, porque no lo había oído ni percibido nunca antes. Una reacción visceral, sí. Ahora todo el mundo dice que soy visceral, y eso me sorprende porque siempre me había visto a mí misma como la alemana reservada, fría. Este día lo descubrí del todo. Fue muy fuerte. A partir de allí empezó la guerra, el intento desesperado de recuperar a mis hijos. Encontrarles porque los habían hecho desaparecer sin notificarme a dónde iban, con quién estaban, cuándo volverían... No puedo decir otra cosa más que ha sido un secuestro, una sustracción de menores. Y cuando preguntas a tus contactos desde hace 10 años, de forma desesperada, "dónde están mis hijos" y te bloquean, ¿eso no es violencia? Estas personas han colaborado en la misión, ha sido una bofetada y una decepción vital. Otra más.

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Angela Dobrowolski en '8maníacs' de 8tv con Miquel Valls / Montse Giralt

- La separación de tus dos hijos ha sido el golpe más duro de todos. Y el detonante de una caída todavía más pronunciada.

- Fueron meses y meses de desesperación, de intentar cualquier vía, llamar a la policía, decirle a mis abogados, explicarle a la gente lo que ha pasado. No había manera de comunicar con mi ex. Me había de inventar personajes, pero no me quiero delatar porque quizás vuelvo a necesitarlos. Lo hacía para intentar llegar a saber qué hacía y en qué momento. Yo no estoy acusando a este señor, me la suda, no formaría parte de mi conciencia ni de mi vida si no tuviera a mis hijos secuestrados. Me vi durante meses en nuestra casa familiar, con los juguetes por el medio, yo sola. Además, sufriendo el acoso de sujetos e individuos que sospecho que eran detectives y sacaokupas. Lo pienso porque tengo una grabación de Josep Maria donde lo admite. No soy idiota, te das cuenta cuando una persona te está siguiendo, e hice vídeos. Y te lo explico porque cuando dices que te están siguiendo tienes aires de loca. Este periodo es el que yo nombro como mi infierno, lo que comprende entre el secuestro de mis hijos hasta el momento en el que vinieron los filipinos. Ellos fueron los primeros que me acompañaron. El infierno fue un tiempo en el que conocí un dolor desconocido, como cuándo muere un hijo. Es tan grave que te sientes continuamente como un zombi.

Venía de una época de bullying, de degradación y humillación, estaba sola, y finalmente me dejó en la calle. Yo ya veía cuál era su intención, lo estaba preparando. Ahora, lo que no vi era con qué intensidad vendría contra mí. Nunca pensé que llegaría tan lejos. No lo veía capaz. Sabía que los quería bajo su control por dos razones: por el proceso civil de divorcio y como castigo. Antes del proceso ya había empezado, haciendo que los niños estuvieran fuera cuando yo quería hacer actividades con ellos. Iba alejándome mucho antes del secuestro. Después el infierno se agravó por la parte económica: tenía que mantener una casa de más de 500m² sola y habiéndome cerrado todos los grifos. Estaba en el mes de agosto con 1200 euros de nómina teniendo que pagar dos veces la cerrajería, 750 euros. ¿Por qué dos veces? Porque después de secuestrarlos tenía previsto dejarme en la calle. Incluso lo tengo grabado: "Lárgate, no te queremos aquí!". Me ha deshumanizado, me ha privado de todos mis derechos humanos: como mujer, como madre y como ser humano. He perdido hijos, entorno social y vivienda en un tiempo récord.

Angela Dobrowolski Josep Maria Mainat @angeladobrowol1

Angela Dobrowolski y Josep Maria Mainat / @angeladobrowol1

- Tu detención fue motivada precisamente para entrar en la casa de Horta saltando por el terrado.

- No era la primera vez. Cuando las cosas iban supuestamente bien, tuvimos que hacerlo la noche de Fin de Año, la última vez que hicimos un plan familiar. Al volver de  cenar nos habíamos dejado las llaves dentro de la casa. Josep Maria me ayudó a subir por la fachada y entrar por la terraza. Me sorprendí que fuera tan fácil. Tiempo después recordé esta situación y eso fue lo que me salvó. Un poco de agilidad, una relación favorable de musculatura y peso, un buen equilibrio... y un poco de valentía. Con esta acción evité quedarme en la calle. ¿Es eso agresivo? ¿He herido a alguien? ¿He perjudicado o dañado algún objeto? Sólo he entrado en mi casa. Pues bien, fíjate en la cronología de los hechos. Hasta noviembre aquel era mi hogar, el 4 de noviembre me desahuciaron y el 4 de enero, dos meses más tarde, la misma acción que se me había salvado es la que me transporta directamente a la cárcel de Brians.

No me canso de decir lo arrepentida que estoy de haber cometido un delito y de que esta acción me haya alejado más de mis hijos. Yo soy perfectamente capaz de entender los hechos legales que provoqué, pero pediría que todo el mundo intentara entender lo que he vivido en mi interior. Yo sólo me he defendido a mí misma, porque todo el resto de instancias me habían fallado. No sólo eso, también me hacían un corte de mangas. Por ejemplo, recuerdo a Ana Rosa Quintana diciendo "Mainat mantiene todas las vías de comunicación abiertas". A ver, qué es más coherente: ¿mantengo las vías abiertas y después pido orden de alejamiento y prohibición de comunicación, o impido cualquier contacto, ni una señal de vida, construyo un muro y después pido el alejamiento y la prohibición de comunicarme? Todas estas incoherencias que intento señalar son por la impotencia de querer gritar: "la verdad está delante de vuestros ojos. Josep Maria miente muchísimo". Esto me está pasando por esta razón: no porque haya ningún crimen o delito por mi parte. Tampoco por una patología o drogadicción.

- El poder de convicción de Josep Maria parece inalcanzable, según lo que explicas.

- Yo le llamaría monstruo, lo imagino como un toro. Me ha acusado de todo tipo de barbaridades, y todo empieza por una denuncia, o muchas, basada en falso testimonio. Varias difamaciones en prensa: por ejemplo, imagínate cuándo ves en los diarios que tu ex pone a un señor de seguridad diciendo que "Mainat pone seguridad por miedo a que Angela pueda robar en su empresa". Alucinar es quedarse corto. Esta línea de difamarme la he experimentado por todas las vías. Llamaba a toda Barcelona para explicar esta infamia de tan mal gusto. En un principio pensaba que era broma, que no era verdad. Hoy en día he llegado a la conclusión que va en serio. Él miente, y lo sabe. Aun así piensa que tiene la justificación moral para hacerme todo aquello que me ha hecho.

Por eso te quiero explicar el ejemplo de la drogadicción. Yo, honesta, tonta, idiota, admití que había un consumo lúdico de drogas. Esta confesión no me generó, como yo pensaba, nada de credibilidad. El resultado fue que "¡ah, acaba de admitir que consume drogas!". Por la parte contraria, él dijo que no consumía y explicó toda una narrativa sobre mí atribuyéndome un consumo patológico. Lo creyeron palabra por palabra. Ahora, un año después de esta campaña mediática han llegado los resultados toxicológicos. Él ha salido positivo en cocaína y marihuana. Yo, negativa. Desde que han salido los resultados estoy intentando demostrar que es mentira. Y no lo digo yo, que no me queréis creer. ¡Lo dice el forense! ¡Esta persona que tiene la cara y los cojones de mentir con este detalle, no es la única cosa en la que está mintiendo!

Angela Dobrowolski durante la entrevista / Montse Giralt

Angela Dobrowolski durante la entrevista / Montse Giralt

- Estos resultados han llegado durante el verano. Poco después colgaste una fotografía muy impactante sobre el tema en tu cuenta de Twitter, un medio realmente explosivo.

- La foto la ha visto más de medio millón de personas. ¿Cuál ha sido la trascendencia? ¿Has visto resonancia mediática? ¿Se ha hablado en alguna tertulia? No ha habido nada en el gran paisaje comunicativo. Miquel Valls, presentador del '8maníacs' y querido compañero, me ha entrevistado delante de Echavarne, los laboratorios de análisis. ¿Qué pasó? ¿Tú lo has visto en Telecinco, en Ana Rosa? Lo cortaron, fuera. Se esconde, se lo callan. ¿Pero qué titular han escogido en sustitución? El del "jovenzuelo": "Ángela se busca un jovenzuelo, ya no quiere maduritos". ¿Casualidad que hayan escogido un comentario que salió al final, en broma, para dejarme como una gilipollas? Con esto quiero decir que incluso enseñando evidencias de que soy inocente, no he conseguido nada. Telecinco tapaba, no diré a uno de los suyos, pero alguien a quien tienen miedo. La frase que oigo a menudo a mi alrededor cuando me defiendo y explico la realidad de las cosas es "tú eres la madre de sus hijos y mira lo que te ha hecho; imagínate que haría conmigo". Todo el mundo ve que este señor tiene el poder para hacer que vayan detrás de una persona, y tienen miedo de eso. Nadie quiere ponerse en mi lugar.

En cuanto a la cuenta de Twitter, es mi único medio de comunicación no censurado. Pero fíjate en la diferencia de estilos: todo lo que yo publico lo hago con mi nombre y apellido, me hago responsable de lo que digo, de las consecuencias y las críticas. Yo denuncio que sospecho que la campaña mediática estuvo dirigida, originada y alimentada por la parte contraria. Tengo a muchas personas escandalizándose y gritando que atento contra el derecho a la intimidad y al honor. Y yo me pregunto, en octubre del año pasado, ¿cuántas personas se escandalizaron respecto de mi derecho a la intimidad? No se molestó nadie. La situación no ha cambiado. Josep Maria sigue siendo el querido, el creíble, víctima y mártir. Yo, la delincuente, la loca, mala pieza, está como una cabra... Es el resultado de esta gran campaña contra mí. Lo único que puedo hacer es decir las cosas como son, no cortarme y denunciarlo. Denuncio que este señor está haciendo eso. Es violento, es bajo, es cobarde. Y estoy muy harta de esta actitud de actuar desde la sombra y poner una doble cara. Para el público soy el padre que se sacrifica, el buen hombre, el símbolo nacional de Catalunya. Y en realidad, hago otra cosa. Sospecho que está muy marcado por su tiempo como productor, actuando y dirigiendo desde la sombra. Da las órdenes a los ejecutores, a los lacayos, a los peones. Ahora bien, el productor en sí no es una figura cobarde, toma responsabilidades, al final pone su nombre. En este caso, los productores ejecutivos del Caso Mainat no figuran en su obra. Y eso es cobarde.

- ¿Quién más hay en este entramado, pues?

- Sospecho que el júnior, Pol: públicamente da la cara en algunas cosas, pero de forma no oficial lo hace todavía más. Busca poder, es un personaje en segundo plano, porque no tiene las capacidades de dirigir nada. Lo digo con toda la sinceridad. Es más un pitbull que el amo. También su hija adoptada y el hijo adoptado, así como su jefe de mantenimiento, Guillermo Espallargas. Yo pongo nombres y apellidos. ¿Por qué lo se? Porque tengo la confirmación por parte de varios periodistas: "esta persona me ha vendido esto". Tengo una videograbación del 'lacayo jefe', Espallargas, que nos robaba los fusibles. Pero no la puedo utilizar, porque es una cámara colocada en dirección a la calle, y se podría considerar un delito. También podemos hablar de su secretaria, quien se encargó de gestionar y pagar a los detectives, ella personalmente colocó micrófonos, GPS... lo se porque la pillé in fraganti. Todo eso no salen en las grabaciones de casa. Dicen en Twitter que un hombre que tiene toda la casa llena de cámaras no puede ser un maltratador. A ver, ¡las cámaras son suyas, sólo sale lo que a él le interesa! ¡Cuántas veces he pedido a mis abogados que pidan una orden judicial para que libere las grabaciones!

Angela Dobrowolski en el plató de 8tv / Montse Giralt

Angela Dobrowolski en el plató de 8tv / Montse Giralt

- ¿Cuál es actualmente la situación judicial entre vosotros?

- No todas las denuncias están archivadas, como se está diciendo, hay alguna pendiente todavía. ¿Pero cuál es el problema con estas denuncias? Que no han tenido éxito a pesar de ser reales. Mira, tenemos aquí un caso espectacular que es ficción, y tenemos unos casos reales y de una gravedad que no dejan indiferente, pero que no fueron espectaculares. Por lo tanto, toda la atención pública, incluso la de los abogados, también la de los míos, fue al caso espectacular. "Un famoso denuncia a su mujer de haber intentado asesinarlo para hacerse con la herencia con su amante". Es lo único que ha llamado la atención, no la realidad. Por por otra parte, los hechos reales: ni siquiera mis abogados le han dado la importancia y el tiempo, además de investigación y recursos. Yo no tengo un bufete de abogados detrás. Tuve uno de oficio al reventar el caso, y acabé con una representación legal particular porque de un día para el otro me encontré en el calabozo. Tenía dos opciones, o pagaba un abogado o cogía a uno de oficio. El riesgo, pasarte años en la cárcel. Aquí empezó mi endeudamiento. Y no puedo pagar todas las horas que harían falta para mantenerme fuera de la prisión y perseguir lo que se ha cometido realmente. Por falta de recursos no hay justicia. Todavía confío en ella, eso sí. Yo no pido ayuda, sólo con que me crean. Me pueden quitar todo, pero nunca el derecho a pensar cómo pienso y a defenderme.

- ¿Qué queda de aquella Angela que vivió 10 años de matrimonio feliz?

- Sigo siendo una persona por naturaleza optimista y positiva. Se quién soy. Se lo que pasó. Y tengo la esperanza de que alguna fuerza equilibre el universo. No quiero decir que lo que me ha hecho sea irreparable, pero los daños y las cicatrices son de por vida. Podría llegar algún día a perdonar que sea el responsable de mi encarcelamiento por un minuto de abrazar a mis hijos. A día de hoy soy una delincuente por este minuto. Pero nunca le podré perdonar por haber llevado las cosas al nivel de los hijos.

Angela Dobrowolski / Montse Giralt

Angela Dobrowolski / Montse Giralt