El mundo del cine español no solo habla del regreso de Alejandro Amenábar a la gran pantalla con El cautivo, su último trabajo, sino también de su faceta más íntima y desconocida: la de hombre que vive rodeado de auténticos lujos en pleno corazón de Madrid. El director, que siempre ha apostado por la discreción, guarda un secreto inmobiliario que quita el aliento: un ático de ensueño con piscina privada en la terraza y panorámicas de escándalo hacia el mismísimo Palacio Real.

Lejos de la imagen reservada que suele proyectar, la vivienda de Amenábar refleja un estilo sofisticado, moderno y cargado de comodidades que pocos pueden permitirse en la capital. Situado en una de las zonas más exclusivas, el inmueble ha quedado en el punto de mira tras ser desvelado por imágenes compartidas por su exmarido, David Blanco, con quien rompió definitivamente en 2019.

El ático de Alejandro Amenábar con vistas de infarto en Madrid

El piso donde reside el oscarizado director no es un simple refugio, sino un auténtico templo del confort urbano. La propiedad cuenta con 356 metros cuadrados, distribuidos en un amplio salón con ventanales que inundan de luz cada rincón y que permiten contemplar la imponente Plaza de España. A ello se suman un comedor elegante, un despacho privado, cocina con office y tres dormitorios que parecen sacados de una revista de decoración. Pero los lujos no terminan ahí. La vivienda dispone también de cuatro baños completos y un área reservada para el servicio, detalle que habla del nivel de exclusividad que ofrece este inmueble. Todo ello bajo un estilo moderno, minimalista y sobrio que se mezcla con la amplitud visual que regalan los enormes ventanales.

Una terraza convertida en oasis urbano con piscina privada

Sin embargo, el verdadero tesoro de este ático es su terraza de 28 metros cuadrados, una auténtica joya escondida en el cielo madrileño. Allí, Alejandro Amenábar ha diseñado un oasis personal para escapar del calor y del ruido de la ciudad. El espacio, rodeado de plantas que aportan un toque tropical, está coronado por una piscina que se erige como la protagonista indiscutible.

La piscina, de un azul intenso y borde clásico, transforma la terraza en un escenario digno de portada. Como si fuera poco, el lugar cuenta con toldos en tonos verde y naranja, que no solo protegen del sol, sino que crean un ambiente pintoresco que rompe con la sobriedad del resto de la vivienda. Todo ello acompañado por cristaleras que dan sensación de amplitud y modernidad, ofreciendo la posibilidad de bañarse mientras se contempla la majestuosidad del Palacio Real.

El lado más íntimo de un cineasta que huye del protagonismo

A pesar de estos lujos, Amenábar sigue proyectando hacia el exterior esa discreción que lo ha caracterizado desde sus inicios. No es un director de grandes fiestas ni de excentricidades públicas, pero su ático madrileño demuestra que, puertas adentro, sabe rodearse de lo mejor. La vivienda combina privacidad con lujo, un equilibrio que pocos logran mantener en una ciudad donde la exposición mediática es constante. Con El cautivo ya en los cines, el director no solo vuelve a conquistar al público con su mirada hacia la historia de Miguel de Cervantes, sino que también ha puesto de relieve, sin quererlo, que su vida personal es tan cinematográfica como las ficciones que crea.