Alberto Chicote es uno de los cocineros más reconocibles de la televisión española, pero detrás del carácter arrollador que muestra en pantalla hay una disciplina forjada mucho antes de ponerse la chaquetilla. Su paso por el rugby marcó la forma en la que entiende la vida y, sobre todo, cómo se enfrenta a las dificultades.

Un deporte que deja huella

Chicote recuerda que llegó al rugby casi por casualidad, pero aquel encuentro se convirtió en una escuela de vida. “Ese deporte me enseñó esfuerzo, determinación, constancia y trabajo en equipo. Aunque hace años que no juego, nunca se deja de ser jugador. Lo sigues siendo toda la vida”, confesó en la entrevista con el canal Tengo un plan.

Alberto Chicote
Alberto Chicote

Hoy, a sus 56 años, asegura que todavía piensa como si estuviera en medio de un partido: “Ante un problema me pregunto: ¿qué haría en el campo? Y la respuesta siempre es la misma: levantarse y seguir”.

De jugador a entrenador

En la actualidad, Chicote traslada esas lecciones al día a día de su restaurante. “Ahora soy más entrenador que jugador. Mi labor es hacer que cada miembro del equipo brille y que entendamos los triunfos y las derrotas como algo compartido”.

Defiende además que no hay que esconder los fracasos: “Ocultar una derrota es un error. Prefiero rodearme de gente que se revuelva ante la adversidad. Un cliente insatisfecho puede doler, pero también es una oportunidad para aprender”.

Alberto Chicote
Alberto Chicote

Resiliencia dentro y fuera de la cocina

La filosofía de “levantarse tras la caída” le ha acompañado también fuera de los fogones. En los años noventa, durante una etapa trabajando en Suiza, sufrió una depresión que describe como uno de los momentos más duros de su vida. Superarla le cambió la forma de mirar los retos.

“Perder no significa fracasar. La victoria está en asumir el reto y en no quedarse paralizado. Lo importante es levantarse y seguir adelante”, resume.