Después de cerca de un año de lucha contra el cáncer, la hija de la presentadora Adela González murió el 28 de mayo. Se llamaba Andrea Mas y tenía sólo 8 años. La madre, una de las caras visibles de ETB, la televisión pública vasca, y conocida a nivel estatal por haber trabajado en Más vale tarde de La Sexta, hizo entonces de tripas corazón para agradecer las muestras de cariño recibidas y los esfuerzos del personal sanitario por intentar salvar la vida de la pequeña, cuando hacía sólo unas horas del deceso. Mensaje publicado en las redes sociales previo a un largo silencio de varios días para guardar el luto. Ahora la periodista y su pareja, Mikel Mas, hablan abiertamente de ello, a través de una conmovedora carta de despedida que firman ambos y que ha sido publicada en el diario Deia.

"Los que tenemos miedo ahora somos nosotros. Nuestra niña sana de 6 años tiene un tumor raro con mal pronóstico". Los padres de Andrea recuerdan cuándo los médicos les dieron la noticia de que la niña estaba enferma y tenía el sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer de huesos. Golpe duro seguido de meses de tratamiento para conseguir que la pequeña recuperara la salud: "Quimio, cirugía, radio y más quimio, cerca de 10 meses. No imaginábamos que un cuerpo tan pequeño y mermado por un tumor sería capaz de capear semejante temporal, y lo hizo (…) Y a partir de ahí, quien conoce esta cruel enfermedad lo sabe bien, se entra en una dinámica infernal que solo los padres y madres de estos pequeños afrontamos con una engañosa normalidad y entereza". Y después de un tiempo parecía que lo habían logrado. Pero era sólo un espejismo, porque la hija de Adela recayó: "El tumor nos dio una tregua y pudimos disfrutar de un verano maravilloso. Y en noviembre, la peor noticia, otra vez. Volvimos a la lucha. Pero nada se pudo hacer y este mes de mayo, el “dragón” ganó la batalla".

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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"Gracias por un servicio extraordinario que en otros países no hubiéramos podido recibir. A todo el equipo médico, a las enfermeras y auxiliares…". Los trabajadores del centro animaron a Andrea en los momentos más duros de la enfermedad, con talleres, música y payasos. También permitieron que recibiera la visita de dos perritos, en el que fue "el mejor día" de su vida, llegó a decir la menor. González reitera su agradecimiento al servicio público de salud y remarca que sus líneas también tienen el propósito de concienciar a todo el mundo de que el cáncer puede afectar a cualquiera en cualquier etapa de la vida. "Intentar acabar con él es cosa de todos", recuerda. Descanse en paz la pequeña Andrea.