Míriam Sánchez, conocida en el mundo para adultos como Míriam Lapiedra, actriz con Nacho Vidal, atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida. A sus 40 años arrastra severos problemas debido a sus adicciones y una fuerte depresión. Madre de una niña de 15 años no logra estabilizar su situación sentimental y económica.

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Míriam Sánchez 

El bochornoso espectáculo que protagonizó en un bar 

Recientemente ha sido noticia por el altercado que ha protagonizado en Conil, donde alquiló una casa para pasar las Navidades en familia. Varios testigos aseguran a Informalia que el día 4 de enero, Miriam Sánchez fue vista por la localidad gaditana en mal estado. "Gritaba y se tropezaba, se cayó de boca en la puerta de este bar y apenas podía mantenerse en pie", asegura a ‘Sálvame’. Se dice que en uno de los establecimientos llegó a pegar al dueño, que inmediatamente avisó a la policía. "Ella solo quería fiesta, intentó montarse en el coche de la policía, se apoyó en el capó y se puso a bailar...". Uno de sus hermanos y una amiga acudieron al lugar de los hechos y se la llevaron a casa.

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Míriam Sánchez / REDES

Ella misma se sinceró y desveló que "estoy en una espiral de autodestrucción”. Su mala época llegó en 2019 tras romper con Cristo Vivanco, a quien acusó de maltrato. "Mi expareja me obligaba a hacer ayunos de tres días. Me quería ver muy delgada y no me dejaba comer. Cuando quise terminar con él me daba atracones de comida y lo vomitaba, porque sé que no le gustaba, por eso caí en la bulimia", contó entonces. Engordó hasta 14 kilos. Se escudó en el alcohol y en los ansiolíticos. "He sido adicta a la cocaína durante 8 años. He estado a punto de hacer muchas tonterías”.

Miriam Sánchez no pasa tampoco por un buen momento económico. Llegó a vender su coche y sus prótesis mamarias a través de las redes sociales. Decidió mudarse a Lanzarote para empezar de cero, sin embargo, se encuentra más sola que nunca. "Estoy sola. Estoy sola en la vida. Hay una falta de apoyo social, no tengo marido, ni nadie... Con estas cosas, una acaba con una adicción. Yo tengo un nivel de ansiedad que me bebo el agua de los charcos, me bebo el Nilo entero. Estoy hasta los cojones”.