"Había una vez una chica de Alcobendas, hija de un comerciante y de una peluquera. Cuando nació y le dijeron Abre los ojos, le pusieron su nombre porque era el título de una canción muy bonita de Joan Manuel Serrat. La chica cumplió su sueño de ser actriz. Se casó con un príncipe azul que tenía los Huevos de oro y vivieron felices en una tierra muuuuy lejana y comieron Jamón, jamón". Este podría ser el cuento de la vida de Penélope Cruz. Pero más os vale que no le vayáis a Penélope Cruz con este cuento u os tirará el Oscar que ganó por la cabeza.

 

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La actriz madrileña se ha erigido en heroína de una cruzada anti-princesas y ha dejado a las protagonistas de los cuentos clásicos de Disney y compañía a la altura del betún. Lo ha hecho en una entrevista para la revista Porter Magazine, donde lo más suave que ha dicho ha sido: "Que le jodan a Cenicienta, a la Bella Durmiente y a todas las demás". La intérprete de La reina de España se ha mostrado rotundamente ofendida por las historias de princesas que todo el mundo conoce. Por eso, cuando ella se sienta al lado de la cama de sus hijos Leo y Luna, y les lee un cuento para que se duerman, les hace su propia versión: “Cuando leo cuentos de hadas a mis hijos por la noche, siempre estoy cambiando los finales, siempre, siempre, siempre".

Para Cruz, que Blancanieves, La sirenita o Rapunzel lo único que quieran al final de la historia sea casarse con un príncipe, le irrita sobremanera. Por eso cambia el desenlace: "En mi versión de Cenicienta, cuando el príncipe dice: '¿Quieres casarte?', ella responde: 'No, gracias', porque no quiero ser una princesa. Quiero ser astronauta o chef". Más Cármenes Ruscalledas i menos Letizias. Sería bueno preguntarle qué piensa de algunas películas que ha hecho, donde ha interpretado a algunos personajes que anhelaban al protagonista y que el único objetivo que tenían era el de que el guapo de turno la escogiera a ella. Cosa que pasaba, por ejemplo, en Belle epoque, donde cuatro hermanas competían por los encantos de Jorge Sanz.

La actriz de Volver o Vicky Cristina Barcelona va más allá, al considerar que "Hay mucho machismo en esas historias y eso puede tener un efecto en la forma en que los niños ven el mundo. Si no tienes cuidado, empiezan a pensar: 'Ah, entonces los hombres deciden todo'.” La niña de tus ojos pide, precisamente, que la sociedad abra los ojos, y que empiece a poner en entredicho a Disney, Perrault o los hermanos Grimm. Se empieza leyendo cuentos de hadas y de princesas enamoradas y se acaba en una situación de sometimiento de la mujer, en una naturalización de la diferencia salarial, o en una cultura de la violación que ha desembocado en el movimiento #metoo.

En las redes, reacciones de todo tipo ante la declaración de intenciones de Penélope Cruz.

"Y colorín, colorado, este cuento... no ha acabado". Porque se seguirá hablando.