No sabéis la alegría que tuvimos en casa cuando vimos en la nueva serie de los lunes por la noche en TV3, Jo mai mai, la presencia hipnótica de una actriz catalana (nacida en Argentina) mayúscula, superlativa, que siempre que aparece en pantalla la llena con su veracidad y talento. Interpreta el papel de 'Dolors', dentro de esta casa de colonias de 'Les Guilles' llena de jóvenes con las hormonas alteradas. Hablamos, evidentemente, de la maravillosa Mercè Arànega.
Con una carrera sensacional a la espalda, ha hecho todos los papeles en cine, televisión o teatro que le han valido el reconocimiento de los compañeros de profesión y de los espectadores y premios merecidos como el Nacional de teatro. Su currículum incluye joyas de Ventura Pons, papeles inolvidables en series de TV3 o recordadas obras teatrales. La lista es de traca: Rosita, please!, El perquè de tot plegat, Anita no perd el tren, Pa negre, Estació d'enllaç, El cor de la ciutat, Cuéntame cómo pasó, Gran Nord, La Riera, Benvinguts a la família, Terra Baixa, Bodas de sangre, La plaça del diamant, Coriolà, El somni d'una nit d'estiu, Mort de dama y tantas y tantas otras.
Mercè, aparte de hacer muy bien su trabajo, es también una mujer que siempre ha tenido la sanísima virtud de decir siempre lo que le ha salido del moño, de alzar la voz cuando tocaba y de decir no a las injusticias. La intérprete ha estado charlando con Ricard Ustrell en El matí de Catalunya Ràdio y allí se ha emocionado y nos ha emocionado recordando una muerte que le tocó especialmente, de la cual han pasado muchos años, pero de la que todavía mantiene un vívido recuerdo de qué le pasó por el cuerpo cuando se enteró. Hablamos de una de las muertes que más han golpeado a los catalanes, la de Salvador Puig Antich, que justamente dentro de dos días, el sábado, hará 50 años que tuvo lugar. Asesinado por el régimen franquista, él fue el último ejecutado por el método del garrote vil, justamente, la mañana del 2 de marzo de 1974.
"Pasado mañana hará 50 años que lo asesinaron, no lo juzgaron, lo asesinaron", dice. Ella tenía entonces 16 años, "y lloré mucho y me acuerdo mucho". Y no solo del asesinato, sino de lo que pasó después, de lo que pasó al día siguiente, una visión en muchos diarios que le hizo encoger el corazón: "Lo tengo grabado. Como no se podían hacer fotos porque nadie asistió a la ejecución, fue de una morbosidad que no sé qué diario o si eran todos los diarios hicieron aquello que se hacía en los juicios que era dibujos, y dibujaron como si fuera un cómic, la ejecución del garrote", recuerda Mercè, indignada.
"Era una época que yo con 16 años estaba implicada en política, en cosas del barrio, y hoy quería hacer un pensamiento por un luchador antifascista al que mataron con 25 años".