Ernesto Collado es, o mejor dicho, era, un actor que daba veracidad a todos los papeles que interpretaba con enorme talento y profesionalidad. Hace poco, por ejemplo, lo vimos haciendo de 'Mateu' en Com si fos ahir, aunque antes lo habíamos visto en series y películas como Mar de fons, Àngels i sants, Cuéntame cómo pasó, Los herederos de la tierra, Hogar, El reino o Ambiciones, donde hacía de hijo del recordado Jordi Dauder, y muchas otras. Nacido el año 1974, después de llevar toda la vida dedicándose a la interpretación, a ponerse delante de una cámara, ha decidido que ya era suficiente de este color, o mejor dicho, de este olor, y ha decidido colgar las botas y cambiar radicalmente de vida. Y curiosamente, el terreno donde ahora es feliz, donde se siente realizado y lo que ahora hace, se centra en uno de los sentidos que los espectadores no pueden captar cuando miran la tele: el olfato.


Un cambio radical de vida que llegó fruto de una grave lesión neurológica que sufrió. Una enfermedad "en realidad, un síntoma que se llama fantosmia, una excentricidad neuronal" que le hizo perder durante dos años el sentido del olfato. Percibía olores, pero su cerebro se inventaba otro olor diferente del real, un aroma que no existía, "un único olor desagradable, célula muerta, geriátrico, acetona, desinfectante... Yo olía eso constantemente, desde que me levantaba hasta que me iba a dormir". A la Melero le sale de dentro un explícito "¡Uf!". Unas "alucinaciones olfativas" que, combinadas con una herencia familiar, lo han empujado a convertirse en perfumista profesional.




"Nunca somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos". Ha hablado con Helena Garcia Melero en el Tot es mou de TV3 a raíz de la publicación de un libro, Ensumar. El poder de l'olfacte per reconnectar amb la natura, y después de haber fundado la marca de perfumería propia, 'Bravanariz', que es justamente quien ha hecho la colonia que él utiliza: "Cien por cien natural. El corazón cítrico de la colonia lo formuló mi abuelo, que fue un perfumista muy importante de principios de siglo, para seducir a mi abuela". Helena, los tertulianos, y los espectadores, maravillados.


Un Ernesto que no lo ha dudado a la hora de ejemplarizar una realidad, cuando se ha levantado de la silla y ha olido el pelo de la presentadora, para ver qué olor hace, y ella, riendo: "¿Hago buen olor?? ¡Menos mal! Suerte que me lavé el pelo ayer"!. I Collado apunta que "todos oléis muy bien, pero lo que acabo de hacer es una cosa que es muy violenta en nuestra sociedad, porque nos recuerda, básicamente, que somos animales, y el olfato nos lleva a este animal que llevamos dentro". Una conversación que vale la pena recuperar... aunque no la podamos oler.