El año 2008 hizo añicos las listas de música con un verdadero hit, Mercy. La cantante británica Duffy estaba en boca de todo el mundo gracias a su voz y su inmenso talento. Pero de la noche a la mañana, desapareció del mapa.

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Hace un mes y medio supimos a qué fue debido el largo silencio, de más de una década: la drogaron, secuestraron, violaron y casi asesinaron. Una confesión sobrecogedora que dejó a los fans y todo el mundo de la música en estado de shock. La misma Duffy dijo que poco a poco, cuándo se viera con ánimos, iría dando más detalles, cosa que le sirve para dejar atrás toda aquella pesadilla. Ahora, la cantante ha compartido aquella historia infernal. O lo que recuerda de ella.

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En un largo comunicado en su página web explica que estuvo secuestrada cuatro semanas después de haber sido drogada en un restaurante el día de su cumpleaños y llevada a un país extranjero: "No recuerdo haberme subido al avión y me desperté en el asiento de atrás de un vehículo en marcha. Me encerraron en una habitación de hotel y el responsable volvió y me violó. Recuerdo el dolor después de que eso pasara y haber tratado de mantenerme despierta". Estuvieron algunos días más en el hotel: "Estuve atrapada con él otro día entero; no me miraba, me obligaba a caminar detrás suyo. Estaba consciente y encerrada en mí misma".

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Duffy dice que no se atrevió a huir cuando el agresor dormía porque no llevaba dinero encima y le asustaba. Asegura que volvieron a Inglaterra juntos. Pero la pesadilla no acabó allí: "Me drogó en mi propia casa durante cuatro semanas y no sé si durante todo este tiempo me estuvo violando". También dice que lo oyó insinuar en diferentes ocasiones que quería matarla. Una Duffy que sólo recuperó la conciencia cuando la llevaba en un coche, aprovechando para huir y pedir ayuda.

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Terrible es oírla hablar de los hechos ("Una violación es como un asesinato en vida, sigues aquí, pero estás muerta")... y de qué tenía que hacer. Su entorno más próximo le recomendó que callara para no arruinar su carrera musical o enfrentarse al público y a las preguntas sobre el agresor, que según se describe de sus palabras, continúa en libertad. Incluso, pensó en ir a vivir lejos y cambiar de identidad. Una experiencia traumática que le ha marcado a ella y a su familia y parejas posteriores: "Lo que pasó no fue sólo un crimen contra mí, contra mi vida, y un acto de violencia que casi me mata, también le arrebató una cosa muy importante a otras personas. No volví a ser la misma Duffy durante mucho tiempo".