El suyo era uno de los personajes más populares y queridos por los muchísimos fans de la serie Merlí, que hace diez años lo petó de mala manera en TV3. Aquel grupo de adolescentes que no sabían hacia dónde tirar ni qué hacer con su vida, y que tenían problemas de diferente consideración, y que encontraron un faro en la figura de un profesor de filosofía que les ayudaba a que pensaran y actuaran por ellos mismos, que se hicieran preguntas y que fueran por el buen camino. Un profesor a quien daba vida el gran Francesc Orella y un grupo de alumnos, a quienes llamaban los 'peripatéticos', encabezados por Carlos Cuevas, que hacía de 'Pol'. Pero aparte de él, el elenco de jóvenes actores y actrices que iban a aquel instituto Àngel Guimerà nos enamoró a los espectadores catalanes: David Solans (Bruno), Albert Baró (Joan), Elisabet Casanovas (Tània), Júlia Creus (Mònica), Adrian Grösser (Marc), Marcos Franz (Gerard), Pau Poch (Ivan), Iñaki Mur (Oliver), Laia Manzanares (Oksana) y Candela Antón (Berta).
Quedémonos con esta última. Berta, muy extrovertida, pero sin rumbo, una adolescente que hacía siempre lo que le salía del moño, que a menudo utilizaba el cinismo como método de autodefensa, mala estudiante, que estiraba la cuerda con muchos profesores buscando los límites y que huía de convenciones sociales. Y que se sentía muy sola y a menudo buscaba solución en diferentes parejas. Un personaje con conflictos interiores, como el resto, que buscaba su lugar en el mundo. Al igual que la actriz que lo interpretaba. Aparte de Merlí, a Candela también la vimos brevemente en Pulseras rojas o en alguna película y obra teatral. Pero la interpretación no era lo que a ella le llamaba. Desde bien pequeña había querido hacer otra cosa. Y decidió que ya era suficiente. Y lo dejó. Y no solo la interpretación. También Catalunya.
Candela vive en Suecia. Allí ha formado una familia, con Daniel Tollesson y la hija que tienen en común. Hace un año que viven allí. Antes vivían en pleno barrio de Gràcia, de Barcelona, y dijimos: 'Tú, tú, tú, tenemos que hacer alguna cosa. Aquí no se puede criar un hijo en condiciones. Demasiada gente, demasiado calor, demasiado caro todo. Planteémonos otro camino. Mi pareja es sueca, vinimos de vacaciones a ver a la familia, naturaleza, verde, todo salvaje", y allí se quedaron. "Fui más yo que él, él era más reticente. Estamos en la Suecia rural, en medio de la nada, por mi ventana solo veo bosque y campos. ¿Zona fría? ¿Menos 18 grados es muy frío, verdad?", dice entre risas.
Candela es feliz, no solo por la familia que ha formado con su pareja y su hija, no solo por el lugar donde ha escogido ir a vivir, sino también por el cambio radical de vida profesional que ha hecho. Hace dos años que está estudiando antropología y "trabajo divulgando antropología y otras ciencias humanas. Diferentes campos. Ahora me dedico a coger contenido científico, entenderlo y 'volver a vomitarlo' en un idioma más comprensible". Candela, apasionada por lo que hace ahora y que comparte con su pareja. "Él se dedica a estudiar y está haciendo un máster en futurología, el intento de predecir sobre ciertos formatos científicos, cosas que no han sucedido". Era un placer ver actuar a Candela haciendo de Berta y es un placer oírla hablar de lo que le gusta. Y también lo pueden hacer en vídeos sensacionales como estos:
Como ella dice, "fue como aquello de 'aguántame el cubata: ¿ a que no hay huevos de hacer que la gente se interese por la antropología?... Pues verás". Nos hemos perdido a una actriz extraordinaria, pero hemos ganado a una antropóloga que vale mucho la pena. Candela, maravillosa.