¿Recuerdan la mítica escena de Cuando Harry encontró a Sally? El orgasmo más famoso de la historia del cine. Dejando de lado las películas de Nacho Vidal. Una Meg Ryan desbocada ante un paciente Billy Cristal, dejándole claro que ella (y las mujeres) tiene el control de la situación en todo momento. Un clímax final rematado con una de las frases más brillantes que se han oído en una pantalla. La que dice la señora que está merendando al lado de la pareja.

"La mayoría de las mujeres han simulado un orgasmo en un momento u otro" dice Ryan. No sé, ni quiero saber, qué es lo que han sentido las parejas de Rappel después de tener una noche de placer con el vidente. Pero ayer vimos a Ana Obregón convulsionando con el hombre de las túnicas y las gafas al revés. Ven a cenar conmigo: gourmet edition. Cuatro. Cena tronada entre el anfitrión, el mismo Rappel, y sus invitados, Ana Obregón, Lucía Etxebarría y el hermano de Jesulín de Ubrique. Una fiesta. Una de las mesas más bizarras de la historia de la televisión.

cena

Cuatro

La cena transcurre entre grandes dosis de surrealismo, como cuándo Ana Obregón le pregunta a Víctor Janeiro si cree en la reencarnación. El torero le responde: "Yo creo a mi manera. Pienso que nos morimos y volvemos a nacer"... Los que desearían haber muerto eran los espectadores. Pero no sabían que todavía quedaban los postres. Un "volcán de chocolate con dulce corazón interior". Unas peras bañadas en chocolate de toda la vida. Plato estrella del chef de la videncia.

pera

Cuatro

La bióloga se abalanza encima del plato como si hiciera dos semanas que no se pusiera nada en la boca. Y eso que tenía -dijo- gastroenteritis al llegar a la cita. Mientras algunos, como Etxebarría, se comían la pera como si fuera un plato de turmas (testículos de toro rebozados), Ana y los siete llegaba al séptimo cielo al probar la delicatessen de Rappel. Y en este caso me refiero a las peras. Según ella, porque el chocolate le hace subir las feromonas. Y la tontería me atrevería a añadir. La semana pasada, la anfitriona fue la escritora, pero le preparó un menú marroquí que no provocó ningún gemido en Obregón y sí reniegos de la misma Etxebarría por su participación en el programa. Pero ayer, Rappel llegó al corazón y a la entrepierna de Obregón. Pueden ver el momento cliqueando encima de la imagen.

obregon orgasmo

Muchos espectadores que en aquellos momentos estaban cenando mirando el programa de Cuatro, dejaron de hacerlo ipso facto. Demasiado para sus estómagos.

En Lleida ya tiemblan.