¿Hay selfies desafortunados? Todo depende del contexto y del pensamiento de cada uno, pero es cierto que algunas de estas fotos nos pueden hacer reflexionar.
En esta ocasión, una pareja se había hecho un selfie en el memorial del Holocausto de Berlín, con el móvil, el palo y sonrisa incluídos. Lo que pasa es que no se estaban haciendo la foto en un lugar precisamente ejemplar, ni feliz, de nuestra historia más reciente.
Esto mismo ha querido mostrar el cómico israelí Shahak Shapira, sacando el color de la foto de la pareja, para transportarnos a los años cuarenta y a la correspondiente barbarie nazi que tantos tuvieron que sufrir. La sonrisa, el móvil y el palo selfie de la pareja ahora se mezclan con el cuerpo esquelético de los concentrados que se asoman por detrás la foto:
Shahak Shapira
Los selfies en el memorial del Holocausto dan para más, y el cómico no se ha querido dejar ni uno:
Shahak Shapira
Shahak Shapira
No es la primera vez que hay controversia por la cuestión. En el año 2014, la tuitera Breanna Mitchell resultó noticia por el selfie que colgó en el campo de exterminio de Auschwitz, donde en sólo cinco años (1940-1945) se asesinaron a 1,3 millones de personas (la población actual de Barcelona es de 1,6 millones...):
Selfie in the Auschwitz Concentration Camp pic.twitter.com/cPVpGl3Hpb
— Princess Breanna (@PrincessBMM) 20 de junio de 2014
Y otra vez, no ha sido la única...
Los selfies van muy ligados al turismo, y por eso en algunos lugares intentan que estas fotos no se reduzcan a retratos sin sentido. En Praga, por ejemplo, los guías turísticos se detienen delante del muro de John Lennon, que se convirtió en el único resquicio de libertad de expresión durante la dictadura comunista de la segunda parte del siglo XX, para explicar que no se trata de una pared cualquiera. ¿El objetivo? Que los turistas se hagan el selfie de rigor... Pero sabiendo qué significa lo que pisan.