En Zarzuela no quieren más rumores sobre la princesa Leonor que puedan poner en cuestión su preparación. El último episodio, vivido durante su formación militar en el mar, ha dejado huella. Todo empezó en la Escuela Naval de Marín. Allí ya se detectaron señales de alerta. Mareos, cansancio excesivo y falta de resistencia.

Sin embargo, el verdadero problema estalló después, en el buque escuela Juan Sebastián Elcano y, más tarde, en la fragata Blas de Lezo. Leonor sufrió cinetosis severa. Mareos intensos que la dejaron fuera de combate en varias ocasiones. En plena travesía, tuvo que permanecer horas encerrada en su camarote. No participaba en maniobras. No asistía a ciertos ejercicios. El malestar físico se convirtió en un problema emocional.

Los servicios médicos militares ya habían advertido antes del embarque: no estaba en condiciones óptimas. Recomendaban precauciones, entrenamientos adicionales y un plan físico reforzado. Nada de eso se aplicó de forma rigurosa.

Leonor llega a Nueva York
Leonor llega a Nueva York

La princesa Leonor no está en forma

La situación llegó a oídos de Felipe VI y Letizia. Y ahí todo cambió. Los monarcas ordenaron actuar. Se diseñó un plan de choque inmediato: entrenador personal a bordo, dieta supervisada, control diario de su estado y reducción de las actividades más exigentes. El objetivo era salvar el curso y evitar un fracaso público.

Aun así, los resultados no fueron los esperados. La heredera no alcanzó los niveles físicos mínimos que exige la Armada. Según voces internas, cualquier otro cadete habría quedado fuera. Pero Leonor no es cualquier cadete. Y eso le permitió terminar la etapa, aunque con exenciones en varias pruebas.

En Zarzuela saben que este episodio fue un bochorno. Y no quieren que se repita en la Academia General del Aire de San Javier, donde ingresará en septiembre. Por eso han reforzado su calendario con entrenamientos diarios, rutinas estrictas y supervisión constante. La orden es clara: llegar en forma y sin margen para críticas.

Entrenador personal, dietista y control durante las 24 horas del día

En sus últimas apariciones públicas, como la recepción en Marivent, hubo detalles que no pasaron desapercibidos. Llevó el vestido holgado que usó su madre, Letizia, el año anterior. Oficialmente, un gesto cómplice. Off the record, un recurso para disimular un aumento de peso.

La familia real en la recepción de Marivent, 2025 / Casa Real 2
La familia real en la recepción de Marivent, 2025 / Casa Real

El problema físico se mezcla con otro más delicado: ansiedad. La presión mediática y la vigilancia constante han derivado en una relación emocional con la comida que preocupa a los especialistas. Nutricionistas y dietistas trabajan con ella, pero no siempre logran controlar los impulsos. En privado, admiten que hay días en los que todo se descontrola. Y que el estrés de ser observada 24 horas pesa más que cualquier disciplina militar.

La prioridad ahora es doble: mejorar su condición física y blindar su imagen. En Zarzuela repiten la consigna como un mantra: no volver a pasar por un momento como el vivido en la Blas de Lezo.