Las amantes del rey emérito Juan Carlos I son un tema recurrente en la prensa del corazón. Son incontables las mujeres que han pasado por los brazos del padre del rey Felipe VI, ya fuera por interés, por amor, por curiosidad o por simple placer. Una faceta, la de mujeriego, que también ha tenido Felipe. El jefe de Estado también tiene un largo curriculum amoroso antes de la llegada de Letizia a su vida.

Una serie de chicas que todo el mundo sabía que eran aventuras sentimentales, pero a las que la prensa se refería como “acompañantes” o “amistades” bajo recomendación (y orden) de la casa real. Y es que incluso hubo momentos en los que desde la familia real intervinieron para que no circularan algunas imágenes. Ocurrió, tal y como recordaba Pilar Eyre en un artículo publicado en la revista Lecturas, con Gigi Howard, una modelo americana que logró conquistar el corazón del príncipe Felipe.

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Gigi Howard

Felipe VI estaba siguiendo los pasos de su padre y Sofía lo alejó de la Zarzuela

Según Eyre, el actual rey estaba siguiendo los pasos de mujeriego de su padre. Algo que la entonces reina Sofía quiso evitar. Y para ello lo mandó a estudiar a Georgetown. Pero aquel ‘exilio’ solo le sirvió para conocer a otra mujer, la modelo Gigi Howard. Una mujer que Pilar define “de belleza espectacular, de medidas perfectas, voluptuosa, de larga melena hasta la cintura, sexy y liberada”. “Era el prototipo de chica que le gustaba”, añadía. Una joven a la que Felipe conoció mediante su primo Pablo de Grecia y Chantal, que entonces era su novia.

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Felipe VI y Gigi Howard EFE

La relación entre Felipe y Gigi avanzaba al otro lado del charco mientras en España no se decía ni una palabra sobre el asunto. Solo algunos medios extranjeros hablaron del tema. “El amor loco de Felipe por la americana”, publicó Point de Vue. Pero poco más. Y claro, la falta de repercusión hizo que Felipe y Gigi se dejaran ver con más frecuencia.  Incluso hicieron algún viaje íntimo, como cuando fueron a la isla de Saint Martins, en el que fueron cazados por un objetivo en unas fotos, al parecer, subidas de tono.

La casa real interviene para hacer desaparecer las fotos de Felipe y Gigi

Sin embargo, tal y como relata Eyre, algunos “estamentos oficiales llamaron a los directores de las revistas para reprenderles e indicarles que no se iba a tolerar ni una indiscreción más sobre el príncipe”. El resultado: “Las fotos más fuertes se guardaron en un cajón”. Un montante suculento y todo solucionado.

El asunto no terminó ahí. Tiempo después hubo una denuncia de que un reportero español había realizado escuchas ilegales y este fue enviado a prisión. Todo ello mientras desde la casa real no se movió un dedo por ayudarle. Dicho periodista se declaró siempre inocente. E incluso mandó una carta a Juan Carlos, pero no obtuvo respuesta. Y ni la lucha de su padre o sus compañeros por hacer público el asunto surtió efecto. Apenas se habló del tema en los medios españoles. Fue el cabeza de turco para dar ejemplo al resto de paparazzi indiscretos de lo que les podía pasar si se pasaban de la raya en sus publicaciones.