Es innegable que Felipe VI siente un profundo orgullo por su hija Leonor, quien representa el futuro de la monarquía española. La joven ha logrado conquistar el corazón de los ciudadanos, quienes le han otorgado una calificación positiva en términos de su imagen pública, desatando lo que ya se conoce como la ‘Leonormanía’. Este fenómeno ha sido posible gracias a una estrategia que se ha centrado en distanciarla completamente del apellido Borbón, especialmente del legado de su abuelo, Juan Carlos I. Hoy en día, Leonor ya no es vista como una figura vinculada al pasado, sino como una representación de una nueva generación, lo que ha generado grandes expectativas en torno a su futuro como heredera del trono.
A pesar de todo el cariño y la admiración que ha generado, no todo ha sido un camino sin dificultades para Leonor. La princesa ha tenido varios momentos de desacuerdo con sus padres, sobre todo durante su adolescencia, aunque también ha habido ocasiones recientes en las que su comportamiento ha preocupado a la familia real. Con tan solo 16 años, la joven decidió seguir los pasos de su padre y cursó el bachillerato internacional fuera de España, eligiendo Gales como su destino, en el prestigioso UWC Atlantic College. En este entorno, Leonor vivió de manera independiente, lejos de los focos mediáticos, y fue allí donde vivió su primer amor. Además, disfrutaba de su tiempo libre y, durante los fines de semana, se le veía salir por los alrededores del pueblo.
Sin embargo, fue al cumplir la mayoría de edad cuando su vida dio un giro importante. Leonor comenzó su formación militar, tal como lo hicieron su padre y su abuelo antes que ella. Su primer destino fue la Academia General de Zaragoza, donde, por primera vez, pudo disfrutar de una salida nocturna en un ambiente diferente. Se le vio en una discoteca, tomando vodka, reservando salas VIP y regresando a altas horas de la madrugada al cuartel. Incluso hubo quienes la vieron utilizando un cigarro electrónico.
Casa Real protege la intimidad de Leonor en una casa privada
Con la esperanza de que en Marín, donde continuó su formación, la situación cambiara, sus padres, Letizia y Felipe, creyeron que la ciudad, más pequeña y con menos opciones de ocio, influiría en su comportamiento. Sin embargo, la princesa ha sido vista en diversas ocasiones disfrutando de cenas con sus amigos en restaurantes informales y, en alguna ocasión, también ha salido a disfrutar de la vida nocturna. En un par de ocasiones, se ha dejado ver de fiesta durante varios días consecutivos.
El pasado 1 de noviembre, Leonor celebró su cumpleaños en Marín, un día después de haberlo festejado con sus padres y su hermana. La celebración se llevó a cabo en un apartamento privado que Casa Real ha puesto a su disposición. Este espacio se alquila con el fin de ofrecerle momentos de privacidad, donde puede relajarse y pasar tiempo con amigos o familiares sin ser vista por los medios. El apartamento está siempre bajo estricta vigilancia de sus escoltas, quienes velan por su seguridad y evitan que se filtre cualquier detalle sobre su ubicación o lo que ocurre dentro, tal como se hizo con Felipe VI y Juan Carlos I en su juventud.
Felipe VI, consciente de las responsabilidades que vendrán con el tiempo, ha tenido que intervenir en varias ocasiones, llamando la atención de su hija. En estos momentos, le recuerda que, como futura reina de España, cada acción que realice ahora tendrá repercusiones en su futuro. Le aconseja evitar que la fotografíen en lugares como discotecas y, en su lugar, aprovechar su espacio privado para reunirse con amigos o incluso con su pareja en un entorno más seguro y privado.