Victoria Federica tiene 22 años, es influencer de éxito y tiene la vida resuelta como Borbón y como nieta de Juan Carlos I. ¿Una triunfadora? Bueno, no sería la palabra. Sería más adecuado hablar de privilegiada, suertuda. Aquí se acaban los adjetivos elogiosos, el resto es un desastre. Se ha dicho que es vaga, impuntual, tacaña, petulante, con gustos carísimos y afán de exhibicionismo... Tampoco es muy simpática, ni educada ni preparada. Cuando abre la boca, ridículo asegurado. Lo tiene todo. Estos dos últimos atributos, sin embargo, son los que más nos ocupan y preocupan desde que hace unas horas apareciera en un concierto de su queridísimo Starlite Festival de Marbella, y la viéramos en acción hablando en un photocall. Hablando en inglés, más concretamente.
Estudiar nunca ha sido el fuerte de la joven Marichalar, como tampoco el de su hermano Froilán. Si ha acabado o no la carrera de Marketing y Comunicación en el The College for International Studies de Madrid es casi un secreto de confesión, un reto digno de Sherlock Holmes. Se trata de un centro privado de raíces norteamericanas, es decir, donde el inglés es una herramienta imprescindible. Lo mismo que pasaba en el St.George's de La Moraleja, donde pasó muchos años. Con 12 la enviaron a la ciudad inglesa de Mayfield a un internado solo para chicas. Completó dos cursos y volvió al St.George's, donde repitió. Un hecho que provocó que acabara en el Santa María del Valle, en el elitista barrio de El Viso. La única escuela que no tiene nombre anglosajón de su vida. Tanto tiempo entre ingleses, americanos y similars tendrían que haber subido su nivel lingüístico hasta niveles de excelencia, más teniendo en cuenta que su abuela Sofía y su tía Irene hablan en inglés constantemente, ¿verdad? Pues va a ser que no.
Victoria Federica habla en inglés en un festival de música y queda fatal
La falta de interès de Vic le ha pasado factura en este terreno, como ha quedado acreditado mientras charlaba con el músico y pianista Ludovico, la estrella del festival más pijo de España. La jefa del evento, Sandra García-Sanjuán, la presentó al artista y la conversación volvía a poner de manifiesto que no está a la altura. Insegura, pobre, con un acento limitado, sin fluidez... Vaya, que podrían haber dado la fortuna que ha costado escolarizarla a cualquier otra actividad, hubiera sido mucho más provechoso. El momento más surrealista es cuando el italiano le pregunta si toca el piano. Le contesta que lo hacía, pero que ya no. Pero como con el lenguaje oral no llega, se tiene que comunicar con las manos. Acaba presumiendo de dedos de pianista, por cierto. Ante un músico profesional al que le acabas de decir que te da pereza tocarlo y que lo abandonaste. Petulante, vacía y sin sentido del ridículo.
Lequio, pariente lejano borbónico, la deja fina: no tiene ni idea
La escena ha generado algunas mofas contundentes, especialmente la de un familiar lejano, pero emparentado con su abuelo predilecto. Alessandro Lequio, sí. Es el aristócrata con la lengua más viperina, y cuando toca zurrar a Victoria Federica se pone el primero de la lista. En esta ocasión va al grano, no le da muchas vueltas. "Sorprendente lo mal que habla en inglés. No lo habla bien. Esta chica no tiene ni idea". Pues eso. No provoca ni compasión entre sus iguales.
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Pobre niña rica, de fracaso en fracaso.