El matrimonio entre Juan Carlos y Sofía es una historia cruel. El Borbón siempre se ha arrepentido de haberse casado con la griega, pero en vez de enfrentarse a la situación con valentía prefirió poner en práctica otra táctica: humillarla. Infidelidades, mentiras, frases demoledoras y un desprecio monumental sostenido en el tiempo. Mucho tiempo: este año, si no se produce un milagro, serán 60 años, ya que se casaron un 14 de mayo de 1962.
Alguien que conoce bastante bien las intimidades de los eméritos es el veterano cronista real Jaime Peñafiel. Un hombre al servicio de su ídolo y rey caído. La defensa que hace de todo aquello que ha hecho Juan Carlos es contra viento y marea. Una posición que incluso queda clara en todo aquello referente a las amantes del Borbón: lo disculpa porque es un macho con la sangre caliente y heredero una tradición mujeriega familiar. Ahora bien, no trata a su esposa de la misma manera, y le reprocha que no se haya divorciado, si tan mal lo estaba pasado Sofía.
Jaime Peñafiel / Telecinco
El periodista sigue revelando los secretos de una relación triste y que ningún padre desearía para su hija. Pero eso sí, siempre desde una óptica muy particular, y que se podría definir como "pobre Juancar, lo que ha sufrido". Es lo que se desprende de buena parte de sus textos, en los que la pareja real son protagonistas. Por ejemplo, cuándo explica una de las costumbres y tradiciones de Sofía y que el marido detestaba profundamente: cada 5 de enero, fecha del cumpleaños del monarca huido, la mujer organizaba un concierto con Plácido Domingo como estrella invitada cantándole el 'cumpleaños feliz'. Un regalo de temática musical, vaya. La pasión de la reina por la música, en especial la clásica, es bien conocida. Su hombre, sin embargo, hubiera preferido cualquier otra actividad antes de soportar esta tortura. Él es más de "rancheras y cuplés", y ella "de Bach para arriba". Son agua y aceite.
Plácido Domingo / EFE
La reina Sofía presidiendo un concierto / @casareal
Peñafiel se deleita en los detalles sobre la aversión que le provocaba a Juan Carlos soportar 'la turra' de cada año con Plácido y su voz. "No debe extrañar que le aburrieran profundamente y le violentaran oyendo cómo Plácido le cantaba coreado por un público entusiasta que aprovechaba la ocasión para felicitarle". Y confiesa un detalle que es Juan Carlos en estado puro, una de sus frases a su círculo de confianza para dejar a su mujer como un trapo: "Cuando el 28 de diciembre de 1991, mientras esquiaba en las pistas de Baqueira, sufrió una espectacular caída que le produjo el hundimiento del platillo tibial de la rodilla derecha, obligándole a una intervención quirúrgica y una convalecencia de varias semanas, le reconoció al general Sabino, Jefe de la Casa de Su Majestad: "Al menos me libraré del concierto de Plácido Domingo"". Bondad y respeto made in Borbón.
Juan Carlos con muletas / GTRES
Jaime nos explica que Juan Carlos, en cuestiones musicales, es más de Julio Iglesias que de Plácido Domigo. Por lo tanto, la frase se nos cae de las manos: "La vida sigue igual".