La Corona española no se ha mostrado nunca muy respetuosa con la aconfesionalidad del Estado. La Constitución impone que ninguna religión sea considerada oficial y el Estado las tiene que respetar todas pero sin promocionar cabe. Los Borbones, en cambio, no han escondido nunca que son ultracatólicos. Todos excepto Juan Carlos, obviamente, que es polígamo, obsesionado por el dinero, el lujo y las mujeres. Pero su mujer, la reina Sofía, y sus tres hijos, Felipe, Cristina y Elena se han refugiado siempre en la religión hasta el punto de ser ultras. Elena no se ha querido volver no ya a casar sino estar con ningún otro hombre y Cristina va por el mismo camino, luciendo el anillo de casada porque decía, "Yo no he fallado". Felipe se casó con una atea como Letizia pero mantiene una fe católica profunda. Y así la muestran cada vez que pueden, yendo a misa de Pascua en Palma como un acto oficial más. Esta Semana Santa, con toda la familia dispersa, solo Sofía parece querer mostrar la fe y ha ido al lugar ideal para eso: la Madrugá de Sevilla.

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Sofía en Sevilla de Semana Santa, EFE

En Sevilla había ganas de 'Madrugá', después de la cancelación de 2024, y ha querido ir la reina Sofía, que durante la tarde del Jueves Santo visitó las procesiones y ya de madrugada estaba en el palquillo de la Campana, donde empieza la carrera oficial para ver pasar el Gran Poder. Allí Sofía se ha querido reconciliar con la España católica que vibra con toda esta parafernalia: "Aunque la encargada de inaugurar los desfilas procesionales de esta noche especial, cenit de la Semana de Pasión hispalense, ha sido la Hermandad de La Macarena, la primera al legar a ese punto ha sido El Silencio, cuyo templo se sitúa en escasos 10 minutos del mismo". Todo muy oficial excepto un detalle en la indumentaria de Sofía, iba con la cabeza descubierta, cosa que ha sido vista como una frivolidad por muchos sevillanos que esperaban una muestra de respeto de la emérita. La razón de no llevar nada para tapar la cabeza es todavía más frívola y la publica Pilar Eyre: Sofía tiene la cabeza demasiado grande, tiene complejo de cabezuda:

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Sofía la cabezuda en la Madrugá, EFE

Sofía en cambio no tiene manías de lucir toda la pedrería posible como si fuera una tarotista de madrugada en la TV. Quizás aquella Madrugá la ha hecho confundirse:"Una ocasión especial, en la cual la reina Sofía se engalanó con bastante pedrería. Si habitualmente, la esposa de Juan Carlos I suele seleccionar varios collares, anillos y pulseras, en esta ocasión también optó por una llamativa camisa satinada de color beis que contaba con dos grandes solapas decoradas con pedrería" (Vanitatis). Hay que recurrir siempre a Pilar Eyre que es quien mejor explica la obsesión royal por los amuletos:  "Sofía en su vida privada cada vez se asemeja más a una extravagante echadora de cartas con sus decenas de amuletos, piedras de Mauritania, huevos de Pascua, colgajos varios y pulseras artesanales con los nombres de sus nietos. Algo que horroriza, por cierto, a Juan Carlos, que detesta la cursilería y el artificio".

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Sofía enjoyada y con una estampita, EFE

Sofía añora los viejos tiempos con la Familia Real en pleno a Misa de Resurrección en Palma y ha querido ser papisa, más papista que el papa, en la zona cero de la fe católica de su reino imaginario, una España preconstitucional.