Los últimos hechos y palabras del rey Felipe están sulfurando como hacía tiempo a la ciudadanía. El monarca español, en un ataque sobrevenido de hacer ver que sirve para alguna cosa, lleva unas últimas horas de traca. Primero, llenándose la boca más que nunca y tirando de cinismo pidiendo que "Ahora corresponde que todos juntos, que entre todos, seamos capaces de reactivar la economía". Que empiece por rascarse él su bolsillo y el de su padre. Que retire los millones fraudulentos depositados en cuentas suizas del emérito.

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Pero la cosa no acaba aquí. Un titular del portal Infolibre.es ha provocado una lapidación masiva del Borbón. Queriendo destacar las aportaciones de asociaciones presididas por Felipe, han provocado un viaje al pasado. Pero en teoría, estamos en el siglo XXI. Año 2020. 2 de junio. Hace mucho que la época feudal quedó atrás. Que sepamos, las justas medievales ya no se llevan. Aunque viendo la alabarda que tiene el rey español en su despacho, quizás él se piensa que todavía vive en el año 1253. O quizás algunos más monárquicos que la bandera quieren hacérnoslo creer.

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Leemos en el citado medio que "Felipe VI convence a la nobleza española para que regale leche y aceite a los pobres". Explican que el Palacio de la Zarzuela ha informado que las "Corporaciones Nobiliarias, las Órdenes Militares, las cinco Reales Maestranzas, las Órdenes Internacionales con actividades en España, y otras Corporaciones nobiliarias y caballerescas" han respondido a un llamamiento del monarca para comprar miles de litros de leche y aceite de oliva virgen "de la mejor calidad" para contribuir al plan Cruz Roja responde frente al Covid-19. Los términos utilizados han transformado lo que sería proporcionar comida a los más necesitados en una especie de proclama borbónica propia de épocas pretéritas:

No nos extrañaría nada que algún día volviéramos al derecho de pernada.