La reina emérita Sofía, a sus 86 años, continúa demostrando que su sentido de la disciplina, el orden y la pulcritud no ha disminuido con el tiempo. Aunque ya ocupa un rol más discreto dentro de la Casa Real, sigue haciendo valer su posición como reina emérita, y no solo en los actos oficiales. Aunque ya no ostente la corona, morirá siendo reina. En el entorno privado, quienes han trabajado con ella saben que mantiene unos estándares muy altos, tanto para sí misma como para quienes la rodean. Incluso en los aspectos más íntimos de su día a día.

Uno de los detalles más sorprendentes tiene que ver con algo tan cotidiano como el baño. Según relatan fuentes cercanas al servicio real, la reina Sofía no utiliza papel higiénico común. En su lugar, prefiere toallitas húmedas para bebés, suaves y sin perfumes, que considera más higiénicas y respetuosas con la piel.

reina Sofía
Reina Sofía

La emérita Sofía, reina hasta la muerte

No es un capricho puntual, sino una costumbre que mantiene desde hace años, y que exige siempre, tanto en Zarzuela como cuando se aloja en hoteles durante sus viajes. Ya lo dice el dicho: "Caga el rey, caga el papa y hasta la más guapa hace bolitas de caca". Y en este sentido, cuando se quiere ser una reina de verdad, incluso lo más íntimo es de protocolo.

Este nivel de exigencia no se limita al cuarto de baño. La madre del rey Felipe VI es conocida por ser una persona extremadamente maniática con la limpieza y el orden, hasta el punto de que en cada desplazamiento, su equipo de seguridad y asistentes se encarga de revisar minuciosamente las habitaciones, asegurándose de que todo esté en perfecto estado: las sábanas recién puestas, los baños desinfectados, los armarios sin una mota de polvo. Todo debe estar impecable.

felipe besa a la reina sofia
Felipe besa la mano de la reina sofia

Muy exigente con el personal que le rodea día a día

Quienes han trabajado para ella coinciden en que no es una mujer agresiva ni maleducada, pero sí muy tajante cuando algo no le convence. Si una prenda no está bien planchada, no hay discusión posible: la tira al suelo sin decir palabra, pero con una mirada que, según cuentan, lo dice todo. Incluso un pequeño tirón involuntario de pelo durante una sesión de peluquería puede provocar una reacción tensa. “No gritaba, pero su gesto te dejaba claro que no volvería a pasar”, recordaba una antigua estilista.

En todo caso, Sofía refleja una personalidad marcada por el rigor y el protocolo, probablemente heredado de su educación como princesa griega y afianzado tras décadas en la monarquía española. A pesar de su aparente sencillez en actos públicos, en privado Sofía se comporta como lo que es: una reina, con todo lo que eso implica. Insiste en que se le hable de usted, exige reverencias de su entorno cercano y no tolera relajamientos del protocolo.