La reina Sofía y Juan Carlos vuelven a coincidir en un acto familiar. El pasado miércoles, la infanta Elena celebró en un popular restaurante de Madrid su 60 aniversario y reunió a toda la familia, incluidos Felipe y Letizia que para sorpresa de todos aceptaron la invitación, las únicas grandes ausencias fueron Leonor y Sofía. La emérita no tiene ningún inconveniente a la hora de coincidir con el padre de sus hijos. Su relación es cordial aunque no les ata ningún sentimiento, la relación está totalmente rota desde hace décadas. Fue cuando la madre de Elena, Cristina y Felipe descubrió las infidelidades. Cogió a los niños y se marchó a la India donde se encontraba la reina Federica en el exilio. Su madre fue quien la convenció para que volviese a Madrid y continuase con su matrimonio como si nada hubiese pasado. Un divorcio en una monarquía sería una gran humillación.
Sofía de Grecia siempre se ha mantenido en su papel de reina. Ha priorizado a la monarquía antes que su faceta como mujer o madre. A día de hoy, en el rol de emérita continua estando al pie de la corona. Se sabe que Juan Carlos y Sofía estaban separados en el ámbito privado. Solo coincidían en actos públicos e institucionales. Aparentaban normalidad, pero no mostraban ningún gesto de cariño.
Este matrimonio fallido podría deberse a que ninguno de los dos se casó enamorado, más bien por obligación de sus respectivos padres. Juan Carlos mantenía una relación sentimental con Olghina de Robilant, y Sofía estaba locamente enamorada de Harald de Noruega, quien a día de hoy es un gran amigo. Pilar Eyre desveló que hubo otro amor en la vida de la madre de Felipe VI. Se trataba del príncipe Harald de Noruega. De hecho, era el primer candidato de la reina Federica y la preferencia de Sofía.
La reina Sofía estaba enamorada de Harald de Noruega, pero jugó con ella
“Ay, Sofía. Se había enamorado como una tonta del apuesto, pero insípido, príncipe Harald de Noruega”, escribió Eyre en la revista Lecturas. “Salían fotos de los dos a bordo de una lancha motora en las regatas de Hankoe diciendo: ‘Los dos príncipes sostienen un tierno idilio con todo el esplendor de sus veinte años’”, recordó Eyre.
Harald y Sofía estuvieron viéndose durante una década, pero finalmente ella se dio cuenta que la estaba utilizando para poder mantener una relación secreta con su verdadero amor. Llegó un día en el que el noruego le confesó que su corazón correspondía a otra persona y que no quería jugar con sus sentimientos. Sofía quedó hundida, pero agradeció ese acto de generosidad. “La princesa sufría horriblemente porque Harald de quien estaba enamorado de verdad era de una sencilla modistilla de Oslo llamada Sonia, y a ella la utilizaba solamente de tapadera”, reveló la cronista.
Harald y Sofía emprendieron caminos separados cuando ambos se casaron con sus respectivas parejas. Uno fue muy feliz con el amor de su vida, y la otra arruinó su vida al lado de Juan Carlos .