La reina Sofía siempre ha mostrado una imagen intachable de ella. Por ello es la única que se ha mantenido en la institución cuando Casa Real quitó a todos los Borbón de sus funciones. Felipe VI tenía plena confianza en su madre para ayudarle en la regeneración de la corona mientras sus dos hijas eran pequeñas. La emérita no tiene un gran peso en la institución a día de hoy, pero aún mantiene algunos compromisos, especialmente solidarios o religiosos, son aquellos compromisos a los que los reyes no pueden acudir por solaparse las fechas.

Mientras que Juan Carlos I ha quedado retratado como una persona infiel que ha humillado a su mujer y ha acabado con una familia, la reina Sofía siempre se ha mantenido como la buena esposa y una gran madre. Siempre fiel a su marido y a sus tres hijos, especialmente a Felipe VI, a quien admira con locura y apoya en su reinado. Sin embargo, ella también ha tenido sus relaciones con otros hombres, ya que su matrimonio con el emérito era inexistente, cesaron la convivencia, como si estuviesen divorciados. También se sabe que ella fumaba como un carretero, ahora debido a su avanzada edad un poco menos.
La reina Sofía llevó a sus hijas a hipnosis para que dejasen de fumar
La reina Sofía fuma como Juan Carlos I, puros, lleva siempre alguno en el bolso y se esconde en la tranquilidad de Zarzuela para encenderse uno. Parece que sus hijas heredaron esa pasión por el tabaco de sus padres. La infanta Elena y Cristina, en sus épocas de rebeldía también llegaron a fumar, aunque lograron vencer la adicción porque se propusieron dejarlo y su madre las puso en manos de especialistas. No solo acudieron a una terapia especial para dejar de fumar, sino que también se las llevó a sesiones de hipnosis, una práctica cada vez más habitual.
La emérita utilizó la hipnosis con la infanta Elena al ver que era imposible que dejase de fumar, no había forma. Ni con parches, ni con especialistas, ni terapias de grupo. La hipnosis fue como algo más, como un complemento para vencer esa adicción, ya que era perjudicial para su vida. Empezaron a fumar muy temprano y no es bueno para la salud de nadie.
La infanta Elena empezó a fumar a escondidas en su adolescencia, como muchas personas de esa edad como un acto de rebeldía, de desconocimiento, por sentirse más adultos o más chulos y lograr de esta forma destacar. Tardó muchos años en poder dejar de fumar. De hecho, por verla a ella, Victoria Federica y Froilán también se aficionaron a la nicotina.
