A menudo se ha dicho que la parte republicana, atea, underground, periodista y rockera de la reina Letizia todavía tira de ella de vez en cuando para volver a sus orígenes. La monarca se pasa gran parte de su agenda yendo a actos, inaugurando exposiciones, repartiendo premios o saludando gente que ni conoce. Pero a la que puede, deja aflorar sus instintos.
El libro Letizia. La reina impaciente, de Leonardo Faccio, recuerda muchas de estas pulsiones de Letizia para pasárselo bien o para satisfacer sus gustos artísticos. Habla de las muchas veces donde se escapa a algún cine, donde le molesta que incluso un niño pequeño le pida una foto: "Ahora no podemos. No estamos trabajando". De como después de ver una peli, muchas noches ha ido a un bar de tapas de Madrid especializado en falafels, donde siempre pide "una clara y un shawarma". Por no hablar de sus ídolos.
Europa Press
De la visita a Joaquín Sabina ya se ha explicado todo, con especial atención al chiste sexual que le dijo al oído sobre en qué se parecen ella y Estefanía de Mónaco, casada entonces con el artista de circo Adans Peres: "Las dos nos parecemos porque Estefanía folla con un funambulista y yo soy una fulana muy lista". Conoció a Sabina, pero no es este su verdadero ídolo musical: "Hoy la reina guarda en su teléfono una foto de ella junto a un hombre con barba y gafas de montura gruesa. Dijo que Mark Oliver Everett, el líder de la banda Eels, era su ídolo".
Sorprende, sin embargo, lo que le pasó yendo a ver a otro artista barbudo, el cómico Miguel Noguera, un genio del humor absurdo e irreverente. Teatro Alfil de Madrid. Letizia, entonces princesa, y Felipe, van a ver el show de Noguera. Un espectáculo donde "Noguera había bromeado sobre penes que eran más grandes en reposo que erectos, llamó 'hijo de puta' al niño Jesús y contó la historia de una Papa Noel negro que fue quemado vivo". Y Letizia, encantada. Tanto, que le quiso conocer cuando acabó la función.
Miguel Noguera - Ultrashow
"Se presentó en el camerino del humorista. Quería saludarlo". El autor, sin embargo, revela qué pasó allí dentro. Una negativa sorprendente: "Quienes estaban en el camerino recuerdan que Letizia invitó al cómico a tomar cerveza, pero recibió una cortés e inesperada evasiva. A Noguera, el cómico del absurdo, le gusta guardar silencio después de actuar". Letizia se tuvo que conformar y hablar con Felipe sobre lo que habían escuchado de miembros erectos y del niño Jesús.