Juan Carlos I encontró en Palma de Mallorca un lugar en el que alejarse de la reina Sofía sin levantar sospechas y donde poder tener relaciones íntimas con otras mujeres. No es ningún secreto, el exmonarca ha sido infiel a su mujer en miles de ocasiones. La fama de mujeriego del padre de Felipe VI es de sobras conocida. Una de sus mayores perdiciones. Se casó con la madre de sus tres hijos por obligación, en aquella época él estaba enamorado de Olghina de Robilant. No sentía nada por Sofía y estaba dispuesto a cumplir con sus obligaciones, pero no a quererla.

Ha tenido miles de relaciones, el excoronel Amadeo Martínez Inglés, le llamaba “depredador sexual”. Tenía una mujer en cada ciudad, la mayoría de ellas eran prostitutas de lujo que pagaba con los presupuestos generales del Estado. Aunque también se encaprichaba de algunas famosas y pedía que se las trajesen a cambio de importantes cantidades de dinero. Conoció a cantantes, presentadoras, actrices y modelos. Hasta que un día algunas mujeres le robaron el corazón, como Bárbara Rey, Corinna Larsen o Marta Gayà.
La reina Sofía ya empezó a sospechar del emérito, pero es cierto que tuvo varios veranos de libertad. Le decía que se iba a navegar con el Fortuna, pero no quién viajaba en la embarcación. En Marivent se sentía mucho más libre, sin tanta prensa. La emérita se quedaba en el palacio con Irene de Grecia y algunas visitas, ya sean de sus hijos y nietos o sus amigos. "El rey Juan Carlos en Mallorca se sentía muy libre y poco controlado", afirma la periodista Vanessa Sánchez para el programa de Socialité. "Si se enteraba de que había una fiesta en casa de algún amigo suyo, se presentaba allí sin avisar", añade otro periodista, Esteban Mercader, de Última Hora.
Juan Carlos I se deshizo de la embarcación
"Él salía con sus amigas y nadie sabía qué pasaba en el barco porque era imposible seguirle todo el día en alta mar", ha empezado contando. La entonces reina le acechaba con la lancha, pero nunca les pillaba porque su marido se encargaba de tirarlas por la boda en alta mar cuando le comunicaban que su mujer estaba cerca.
Si ese barco hablase podría contar muchas cosas. Juan Carlos I hace muchos años que desahució al Fortuna. Volvió a las manos de las personas que se lo cedieron, el grupo Fundatur. La empresa de transporte de pasajeros lo adquirió por 2,2 millones de euros. En la actualidad, el Fortuna se encuentra amarrado en Denia. Solo una persona con un alto poder económico podría hacerse con la embarcación, ya que no está al alcance de todos los bolsillos. La lujosa embarcación tiene unos 41 metros de eslora. En su momento, tuvo un coste de unos 3.000 millones de pesetas, es decir, unos 18 millones de euros.
